miércoles, 11 de marzo de 2020

Nada ni nadie podrá arrebatarnos de su mano


Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. 
Juan 10:27-28.  NVI.

Lectura: Juan 10:22-42.  Versículos del día: Juan 10:27-28.

MEDITACIÓN DIARIA

Hermosas palabras del Señor que animan y dan seguridad de salvación. Sí; se necesita estar en la manada pequeña de ese redil, para reconocer la voz de ese Pastor que es nuestro amado Jesús. Ahí empiezo a entender que si nos alejamos de la manada va a ser difícil nuestra vida aquí en la tierra; pero de una cosa hay que tener certeza y es que por ser de Él tenemos el derecho a una vida eterna. Así que nunca moriremos y algo que por lo menos a mí, me da mucha tranquilidad es que dice: “nadie podrá arrebatármelas de la mano”. ¿Por qué también tanta seguridad del Señor al decir esto? Porque continúa afirmando: “Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar” (v. 29). Que nos quede bien claro: nada ni nadie podrá arrebatarnos de la mano del Padre. ¡Aleluya! Y al final claramente confirma su deidad legítima como Dios que es: “El Padre y yo somos uno” (v. 30).
¡Qué más se puede pedir! Ahora que todos estamos expuestos al Covid-19, esta promesa es reconfortante tenerla a flor de piel: nada ni nadie nos puede arrebatar de su mano poderosa; así que si vivimos, Él cuidará de nosotros; y si nos vamos gozaremos eternamente a su lado.

Amado Señor: gracias, muchas gracias por esta siempre a nuestro lado; por vivificarnos con tu amor y no permitir que el enemigo venga a llevarse lo que te pertenece. Buen Jesús no tenemos palabras para expresar nuestro agradecimiento por tanta fidelidad de parte Tuya. Creemos en Ti y te amamos con un corazón sincero. ¡Alabado seas por siempre Rey de reyes!

Un abrazo y bendiciones.

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