miércoles, 4 de marzo de 2020

¿Dónde está ese hombre que sana?


—¿Y dónde está ese hombre? —le preguntaron 
Juan 9:12. NVI.

Lectura: Juan 9:1-41. Versículo del día: Juan 9:12.

MEDITACIÓN DIARIA

Cuando Jesús sana al ciego de nacimiento, los judíos incrédulos dudaban de que Jesús hubiese hecho ese milagro tan asombroso. Así que después de interrogar a los padres vuelven nuevamente hacia el hombre sanado, haciéndole creer que Jesús era pecador, a lo que él responde: “—Si es pecador, no lo sé —respondió el hombre—. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo” (v. 25).
Definitivamente, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Los judíos se creían discípulos de Moisés, pero nunca de Jesús y alegan aduciendo que ni siquiera sabían de dónde salió. Muy acertada la respuesta que les da el ciego del milagro: “—¡Allí está lo sorprendente! —respondió el hombre—: que ustedes no sepan de dónde salió, y que a mí me haya abierto los ojos” (v. 30). La ceguera espiritual es peor que la física, por eso Jesús termina el capítulo diciéndoles que su pecado es mayor: “—Si fueran ciegos, no serían culpables de pecado, pero, como afirman que ven, su pecado permanece” (v. 41).
Lo triste es saber que existen muchos ciegos espirituales. No aceptan a Jesús de Nazaret; por el contrario, preguntan ¿dónde está ese hombre que dice sanar ciegos de nacimiento? Y si vieren el milagro en sus vidas, seguramente, dudarían tal como lo hicieron los judíos con Jesús.

Amado Señor: en gran medida nosotros somos culpables de que el mundo no te conozca como realmente Eres. Perdona nuestro pecado de negligencia y enséñanos a llevar tu mensaje de salvación a los enfermos de ceguera espiritual. Señor, permite que seamos firmes en hablarle al mundo pecador, tal como lo hizo este hombre, sin dudar para nada de la Deidad Tuya como Hijo de Dios. ¡Grande y Poderoso Eres Majestuoso Señor! ¡Toda la gloria es para Ti!

Un abrazo y bendiciones.

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