jueves, 29 de agosto de 2019

El mejor tiempo es el de Dios


Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días malos y vengan los años en que digas: No encuentro en ellos placer alguno; antes que dejen de brillar el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes después de la lluvia. 
Eclesiastés 11:1-2. NVI.

Lectura: Eclesiastés 11:1-8.  Versículos del día Eclesiastés 11:1-2.

MEDITACIÓN DIARIA

Así es. No podemos dejar que pase el tiempo sin conocer al Señor, porque entre más días, más meses y años el corazón se va endureciendo y mucho más ahora con tanto avance tecnológico. Le doy gracias al Señor porque alcancé a pasar años de mi juventud a su lado y porque mis hijitos lo han conocido desde niños y la verdad, se nota que la Palabra de Dios ha hecho su trabajo en ellos. “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6 RVR 1960. Lo escribo en esta versión porque fue en la que lo aprendí). Definitivamente en la juventud, todo lo vemos color de rosa. No tenemos idea de lo que vendrá cuando maduramos y lo que traerán las vicisitudes de la vida a las que tenemos que enfrentarnos. Por algo se dice: ‘juventud divino tesoro’. Esa época es de verdad, muy hermosa.
Bueno, pero si no se tuvo la oportunidad de ser cristiano sino hasta mucho tiempo después, no importa. Aquí lo que vale es ante todo la salvación y esta se alcanza al aceptar a Jesús como Señor y Salvador en cada vida sea en el tiempo que sea, incluso al borde de la muerte. Démosle gracias a Dios por permitirnos de todas maneras llegar a sus pies, en el tiempo que Él lo creyó era el mejor.

Amado Jesús: gracias porque el conocerte nos basta; no importa cuántos años tengamos o en qué momento lo hicimos. Importa Señor, que ahora creemos en Ti como el Hijo de Dios que vino a morir por nuestros pecados y que resucitaste al tercer día para darnos vida eterna a tu lado. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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