lunes, 5 de agosto de 2019

Danos inteligencia y dominio propio


Vengan, pongamos las cosas en claro  —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata?   ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana! 
Isaías 1:18. NVI.

Lectura: Isaías 1:10-20.  Versículo del día: Isaías 1:18.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor que conoce hasta lo más íntimo de nosotros dice: “¡Lávense, límpiense!” (v. 16); ¡Dejen de hacer el mal! ¡Aprendan a hacer el bien!”  (vv. 16c-17a). No sacamos nada con creernos superbuenos, sabelotodo de la Biblia y llenos de amor por el prójimo. En un momento dado, Dios nos puede probar a ver si somos en realidad como pensamos. “En el crisol se prueba la plata y en el horno se prueba el oro, pero al corazón lo prueba el Señor” (Proverbios 17:3). Y de verdad que duele cuando el Señor nos prueba. Lo triste es saber que quizá nos creíamos los más fuertes y al llegar la prueba nos derrumbamos y caemos como hoja seca que se desploma del árbol. “Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo” (1 Pedro 1:3). Eso es lo que nos corresponde hacer: actuar con inteligencia practicando el dominio propio, con la esperanza de la gracia recibida del Señor Jesucristo y que será completa cuando Él se revele.

Amado Señor: Tú Eres el único que nos puedes lavar y limpiar puesto que ya pagaste todo el precio de nuestro pecado en la cruz del Calvario. Queremos estar en paz Contigo y por lo tanto te pedimos que vengas a reinar con nosotros. Nuestros pecados son tan oscuros como el rojo carmesí, pero Tú dices que si los confesamos y arrepentimos quedaran tan blancos como la nieve. Tú Eres fiel para perdonarnos y te damos las gracias por tu inmensa bondad. Ahora te pedimos que Tu Santo Espíritu nos dé el dominio propio para resistir la tentación. Tu bendita gracia mi Señor, es la que nos anima a seguir con la esperanza de la gloria futura a tu lado, por toda la eternidad. Gracias bendito Señor. ¡Alabamos tu Nombre por siempre!

Un abrazo y bendiciones.

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