viernes, 16 de agosto de 2019

También lloramos y clamamos por nuestras ciudades


¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!
Lucas 13:34. NVI.

Lectura: Lucas 13:31-34.  Versículo del día: Lucas 13:34.

MEDITACIÓN DIARIA

Este es el lamento del Señor Jesús sobre Jerusalén. ¡Cómo dolía ver que la ciudad que Él amaba no aceptaba su Palabra ni lo aceptaba como el Mesías enviado por el Padre! Creo que igual nos pasa por nuestras ciudades natales o países de origen. ¡Cuánto diéramos por verlos florecer con hombres y mujeres dispuestos a escuchar a Jesús! Con políticos y financieros que no solamente crean en Jesús, sino que le crean a Jesús. Hay bastante diferencia; porque son muchos los que dicen creer en Dios pero personalmente considero que solamente es de nombre porque en la realidad no hay compromiso y mucho menos se cree en lo que dice Dios en su Palabra. O sea, no le creen a Dios.
“¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!”. ¡Qué palabras tan hermosas las del Señor! Salidas completamente de su corazón quebrantado por el dolor y quizá también por la angustia de ver corazones endurecidos totalmente por el legalismo y la hipocresía. Querer reunir a sus hijos, igual que lo hace la gallina con sus pollitos: cobijarlos y resguardarlos para que nada ni nadie les haga daño. Como también lo hace una madre con sus hijitos. De esta forma es el amor del Señor y no solamente por Jerusalén sino por toda la humanidad.

Mi Amado Señor: Tú también lloras por la indiferencia de la gente; por la incomprensión de este mundo que solo busca su propio camino sin tener en cuenta tus Palabras de amor y de entrega. Señor, oramos por nuestros países de origen para que permitas que florezca en ellos la rama de tu salvación y sus habitantes volteen los ojos hacia Ti que Eres el Salvador de la humanidad. Gracias, muchas gracias Señor Jesús. Gracias por escuchar nuestra plegaria. ¡Te amamos buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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