Comparte lo que tienes entre siete, y aun entre ocho, pues no sabes qué calamidad pueda venir sobre la tierra. Eclesiastés 11:2. NVI.
Lectura: Eclesiastés
11:1-8. Versículo del día: Eclesiastés
11:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Son varios los versículos
de la Biblia que nos alientan a ser generosos. Dios bendice el dar y dar
alegremente (2 Corintios 9:7). Pero no se trata solamente del dar en nuestras iglesias;
también lo debemos hacer con el necesitado. Efesios 2:8-9 dice que somos salvos
por gracia y enfatiza que no es por obras precisamente para que nadie se gloríe.
Sin embargo, el versículo 10 de Efesios 2 nos aclara lo siguiente: “Porque
somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”. O sea: somos
salvos por gracia, no por obras, pero sí nos corresponde hacer buenas obras.
Veamos algunos de los
versículos que hablan al respecto: “Den, y se les dará: se les echará en el
regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida
que midan a otros, se les medirá a ustedes” (Lucas 6:38). Siempre he dicho que
Dios no se queda con nada guardado y así es. Nos devuelve con una medida llena,
apretada, sacudida y desbordante. “Ustedes
serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser
generosos” (2 Corintios 9:11a). Enriquecidos en todo sentido; esto es en todas
las áreas de nuestra vida; y es que no solamente se trata de dinero. Podemos
igual serlo ofreciendo amor, perdonando, regalando una sonrisa, una palabra de
aliento; sirviendo al prójimo, etc. “Bien
le va al que presta con generosidad, y maneja sus negocios con justicia” (Salmos
112:5). Así es: Dios bendice la generosidad. “Así que comete pecado todo el que
sabe hacer el bien y no lo hace” (Santiago 4:17). Practiquemos la generosidad.
Yo puedo dar testimonio de la fidelidad de Dios cuando somos generosos. Te
invito a que tú mismo lo pruebes.
Señor Jesús: gracias
por tu Palabra que nos anima a hacer siempre el bien. Pon en nuestros corazones
el deseo inmenso de ser generosos. Señor, si Tú nos das, es para que también
tengamos para dar. No permitas que haya egoísmo o envidia en los corazones y
eso tranque la bendición de la que gozaremos cuando ofrecemos a otros
generosamente. ¡Te alabamos bendito Dios y Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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