sábado, 24 de agosto de 2019

Practiquemos la generosidad


Comparte lo que tienes entre siete, y aun entre ocho, pues no sabes qué calamidad pueda venir sobre la tierra. Eclesiastés 11:2. NVI.

Lectura: Eclesiastés 11:1-8.  Versículo del día: Eclesiastés 11:2.

MEDITACIÓN DIARIA

Son varios los versículos de la Biblia que nos alientan a ser generosos. Dios bendice el dar y dar alegremente (2 Corintios 9:7). Pero no se trata solamente del dar en nuestras iglesias; también lo debemos hacer con el necesitado. Efesios 2:8-9 dice que somos salvos por gracia y enfatiza que no es por obras precisamente para que nadie se gloríe. Sin embargo, el versículo 10 de Efesios 2 nos aclara lo siguiente: “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”. O sea: somos salvos por gracia, no por obras, pero sí nos corresponde hacer buenas obras.
Veamos algunos de los versículos que hablan al respecto: “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes” (Lucas 6:38). Siempre he dicho que Dios no se queda con nada guardado y así es. Nos devuelve con una medida llena, apretada, sacudida y desbordante.  “Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos” (2 Corintios 9:11a). Enriquecidos en todo sentido; esto es en todas las áreas de nuestra vida; y es que no solamente se trata de dinero. Podemos igual serlo ofreciendo amor, perdonando, regalando una sonrisa, una palabra de aliento; sirviendo al prójimo, etc.  “Bien le va al que presta con generosidad, y maneja sus negocios con justicia” (Salmos 112:5). Así es: Dios bendice la generosidad. “Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace” (Santiago 4:17). Practiquemos la generosidad. Yo puedo dar testimonio de la fidelidad de Dios cuando somos generosos. Te invito a que tú mismo lo pruebes.

Señor Jesús: gracias por tu Palabra que nos anima a hacer siempre el bien. Pon en nuestros corazones el deseo inmenso de ser generosos. Señor, si Tú nos das, es para que también tengamos para dar. No permitas que haya egoísmo o envidia en los corazones y eso tranque la bendición de la que gozaremos cuando ofrecemos a otros generosamente. ¡Te alabamos bendito Dios y Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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