Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades, y van en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado. Apártense de ellos.
Romanos 16:17. NVI.
Lectura: Romanos 16:17-27. Versículo del día: Romanos 16:17.
MEDITACIÓN DIARIA
En el devocional
de ayer veíamos que teníamos que buscar Congregaciones de sana doctrina para no
dejarnos engañar fácilmente, pidiéndole al Espíritu Santo discernimiento y
revelación. Hoy nos dice que nos cuidemos de los que causan divisiones y son
difíciles de tratar. En una palabra: los conflictivos que todo lo refutan y
critican. Hay que ser sabios para manejarlos, pero en cuanto nos corresponde,
mejor es alejarnos de ellos. Por eso dice: “Es cierto que ustedes viven en
obediencia, lo que es bien conocido de todos y me alegra mucho; pero quiero que
sean sagaces para el bien e inocentes para el mal” (v. 19). Nuestra actitud siempre
debe ser de lealtad y obediencia a Dios; buscando hacer el bien siempre que
podamos, pero poniendo a funcionar nuestra intuición para no dejarnos llevar
por el mal. Oremos para que nuestras Iglesias sean refugios de paz y armonía,
en donde siempre reine el amor de Jesús, y podamos honrarlo como se merece.
Pablo termina su Carta a los Romanos deseando para el
pueblo de Dios, la gracia de Jesús derramada en cada uno (v. 20b). ¡Sí que
necesitamos esa bendita gracia en todo momento! Su gracia es la que nos
levanta, la que nos sostiene y la que renueva nuestras fuerzas. Y culmina
adorando al Dios que nos sostiene: “¡Al que puede fortalecerlos a ustedes
conforme a mi evangelio y a la predicación acerca de Jesucristo, al único sabio
Dios, sea la gloria para siempre por medio de Jesucristo! Amén” (vv. 26-27).
Sí, ¡al Único sabio Dios, al que con su amor nos
cautiva y vuelve al redil; al que es nuestro refugio y fortaleza; al Dios
Misericordioso e Incansable sea toda honra, gloria y honor por medio de Jesús
Nuestro Señor por los siglos de los siglos! ¡Aleluya!
Un abrazo y bendiciones.
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