¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.
Mateo 23:23.
Lectura. Mateo 23:13-39. Versículo del día: Mateo 23:23.
MEDITACIÓN DIARIA
Terrible la cantidad de ‘ayes’ que el Señor les
pronuncia a los maestros de la ley y fariseos. Los llama: hipócritas, guías
ciegos, ciegos insensatos, sepulcros blanqueados, ¡serpientes! ¡Camada de
víboras! Dura palabra es ésta y podemos preguntarnos o reflexionar si como
cristianos nos dejamos llevar también por tradiciones o costumbres que nos hacen
perder el verdadero significado de los que decimos ser.
Tomemos el versículo del día y sobre este solamente
analicémonos. ¿Será que por seguir al pie de la letra las reglas de ‘no fallar
con el diezmo’, ‘no fallar a las reuniones’ y otras más, creemos que ya lo
hemos cumplido todo? Noo, nunca. Si cumples todo lo anterior, pero en tu
corazón hay resentimiento, envidia, odio, injusticia, falta de amor y de
misericordia, nada de lo que hayas hecho tendrá valor alguno. Dice el Señor que
se ha descuidado lo más importante como la justicia, la misericordia y la
fidelidad. Estamos mirando lo que no afecta: el señor que no se quitó el
sobrero, el muchacho que va con aretes o tatuajes o a la joven que se presentó
en ropas livianas; incluso en muchas congregaciones le ponen el dedo acusador
todavía a la mujer que va en pantalón. Hay que mirar el corazón, lo interno; no
lo externo. El Señor también lo dice en esta lectura: “Limpian el exterior del
vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno.
¡Fariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, y así quedará
limpio también por fuera” (vv. 25-26).
Si no queremos compararnos con estos fariseos,
empecemos a actuar de acuerdo a lo que nos manda el Señor y no a las reglas
humanas que nos desvían de la verdad.
Amado Dios, no podemos decir que pasamos el examen
porque nos has permitido ver cantidad de errores en nosotros que nos hacen
similares a los fariseos que tanto criticamos. Perdónanos Señor y límpianos de
todo aquello que no solamente nos afecta, sino que también ha sido tropiezo
para los que han querido seguirte y por nuestra culpa no han llegado. Gracias
por convencernos del pecado que aun mora en nosotros y lavarnos completamente
con tu preciosa sangre. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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