La bendición de los justos enaltece a la ciudad, pero la boca de los malvados la destruye. Proverbios 11:11. NVI.
Lectura: Proverbios 11:1-31. Versículo del día: Proverbios 11:11.
MEDITACIÓN DIARIA
Vale la pena que te preguntes: ¿a qué estás
acostumbrado, a bendecir o a maldecir?
Bendecir es desearle bien a alguien y maldecir, como su nombre indica:
es un mal decir; o sea hablar en contra, con rabia, recelo e incluso con ira.
De acuerdo a esto: ¿bendices tu ciudad o nación? O, al contrario, hablas mal de
ella, de sus habitantes, de sus gobernantes; todo lo criticas, todo te parece
mal. Hay que recordar que en la lengua hay poder de vida o muerte. Tú puedes
ser artífice con tus palabras para que salga adelante tu país, si lo admiras y
hablas bien de él.
Si en vez de criticar tanto, primero observas la paja
de tu ojo, después seguramente, ya no desees hacerlo. Puede que seas un
cristiano maduro, pero tu debilidad es expresarte con resentimiento. No te
comportes como necio porque la Palabra de Dios te va a catalogar como ‘malvado’.
Lo mejor es que en tu boca se encuentren palabras amables, bondadosas,
compasivas. Recuerda que nos corresponde orar por nuestra ciudad, por sus
gobernantes y por su gente así no nos guste o no sean de nuestros afectos. Hay
que buscar el bienestar de la ciudad donde nos encontremos y orar por ella,
porque su bienestar redundará en nuestro bienestar (Jeremías 29:7).
Amado Señor: venimos ante el trono de tu gracia para
pedirte buen Dios, por esta ciudad y nación que nos ha acogido con amor y ha
depositado en nosotros toda su confianza para que nos podamos desenvolver en
nuestras acciones cotidianas con bendiciones por doquier. sin miedo alguno y
sabiendo que Tú favoreces este suelo que nos has regalado. ¡Gracias bendito
Señor!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario