Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros.
Proverbios 24:3-4. NVI.
Lectura: Proverbios 24:1-9. Versículos del día: Proverbios 24:3-4.
MEDITACIÓN DIARIA
Muchas veces he leído e incluso hecho el devocional
sobre estos versículos, pero hoy el Espíritu Santo me los muestra de una manera
diferente y les quiero compartir esta nueva visión: mientras que la mujer sabia
(esposa), es la que edifica, construye o levanta una casa u hogar, al hombre (esposo),
le corresponde echar los cimientos para que sus habitaciones se vean adornadas
con bellos y extraordinarios tesoros (hijos). Así como la cimentación en una edificación es
transmitir sus cargas o elementos apoyados en ella al suelo, lo es igual el
esposo estableciendo los principios y bases ayudado en la estructura que su
esposa ha levantado para que se consolide el hogar. Y ¿cómo no se van a llenar sus
cuartos de riqueza valiosa con esta magnífica obra? Indudablemente que sí.
Oremos para que estas sean nuestras casas o las de
nuestros hijos. Para que Dios nos de la suficiente sabiduría como mujeres y a
los hombres la misión de transmitir a sus hijos los principios cristianos que
les sirvan de base para el buen funcionamiento y armonía dentro del seno
hogareño. Oremos por unos hijos que sean el adorno especial en esos hogares.
Pero esposos, recuerden que son los sacerdotes de su casa; la responsabilidad
mayor recae en ustedes: “Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de
dicha y prosperidad. En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de
uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo” (Salmo
128:2-3).
Amado Señor: te entregamos nuestros hogares. Haznos
mujeres ejemplares que sabiamente construyamos y no destruyamos. Enseña a los
caballeros a ser cabeza de hogar y que tomen su misión como los sacerdotes que
deben ser. Oramos por los hijos para que ellos sean el orgullo de sus padres
comportándose tal y como lo enseña tu Palabra. Señor, haz que nuestros hogares
sean fuente de bendición para todos aquellos que nos visitan o nos toman de
referencia. Deseamos que la luz tuya ilumine y llene de esplendor nuestras
casas. ¡Gracias buen Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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