Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones.
Proverbios 19:17. NVI.
Lectura: Proverbios 19:1-29. Versículo del día: Proverbios 19:17.
MEDITACIÓN DIARIA
En un mundo corrupto y desigual como en el que
vivimos, muy seguramente se ve al pobre como de menos categoría o estrato. La
misma sociedad lo hace a un lado y ni siquiera a su familia le es de agrado.
Aquí mismo la Palabra de Dios nos lo dice con este Proverbio: “Si al pobre lo
aborrecen sus parientes, con más razón lo evitan sus amigos. Aunque los busca
suplicante, por ninguna parte los encuentra” (v. 7). Y es que para el mundo
vale mucho más el corrupto con plata que el pobre intachable. “todos son amigos
de quienes reparten regalos” (v. 6b). Infortunadamente es lo que más vemos en
tiempo de elecciones: el clientelismo sale a flor de piel; y tanto es corrupto
el que ofrece como el que recibe.
Pero volvamos al pobre. Hay una manera fácil de
detectar a los verdaderos amigos: en la pobreza y crisis económica. Porque
cuando se tiene, todos son ‘amigos’ del pudiente; pero tan pronto ven que las
cosas cambian, ni siquiera vuelven a buscarlo porque su amistad estaba basada
en lo material. Por eso hay que mirar muy bien a quienes les damos el apelativo
de ‘amigo’.
Para aquellos que saben apreciar las amistades y en
momentos de angustia tienden su mano generosa, Dios les tiene un premio:
recibirán mucho más de lo entregado. “es hacerle un préstamo al Señor”, y el
Señor no se queda con nada guardado: va acumulando intereses para cuando llegue
el momento ponerlos sobre la mesa. Por eso también nos afirma la Escritura lo
siguiente: “Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan” (Proverbios
11:24); “Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo:
apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre
el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio”
(Lucas 6:38 NTV).
Conociendo tanto beneficio de parte de Dios que no
miente ni engaña y que no lo hace por buscar adeptos, empecemos a practicar el
dar a los necesitados. El dicho de: ‘De hoy por ti, mañana por mí’, es muy
cierto. Vivimos en una ruleta en la que no sabemos cuándo cae, en perder.
Amado Señor: te rogamos para que en nuestro corazón
siempre esté el don de la generosidad. Enséñanos a dar sin medida alguna;
solamente por querer hacer el bien. Gracias Señor porque Tú eres el mejor
inversionista y Contigo vamos seguros al ser generosos con el pobre. ¡Bendito eres buen Dios y Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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