El mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz y la disciplina es el camino a la vida.
Proverbios 6:23.
Lectura: Proverbios 6:20-35. Versículo del día: Proverbios 6:23.
MEDITACIÓN DIARIA
Si en verdad entendiéramos que el mandamiento es una
lámpara que guía nuestros pasos para tener una mejor vida, no nos daríamos
tantos golpes. Es que, si nos dejamos regir por las leyes del Señor y aprendemos
a aplicarlas diariamente, convertiremos nuestro andar en la meta de llegar a la
integridad. Sí, y esto se construye con disciplina; es solo cuestión de querer
y hacer. Por eso la lectura nos habla de no abandonar los mandamientos y enseñanzas
del hogar; al contrario, hay que tenerlas siempre a la mano: “Grábatelos en el
corazón; cuélgatelos al cuello. Cuando camines, te servirán de guía; cuando
duermas, vigilarán tu sueño; cuando despiertes, hablarán contigo” (vv. 21-22).
Continúa especialmente este capítulo de Proverbios
diciendo que si se practica lo anterior, va a redundar en proteger el hogar del
adulterio; especialmente hablando de la mujer ajena (vv. 24-36), la cual querrá
hacer caer a los hombres con su encanto y belleza. Hay que evitar al máximo
situaciones que provoquen estos hechos porque: “¿Puede alguien echarse brasas
en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin
quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede
tocarla y quedar impune” (vv. 27-29).
Esto no nos lo dice Dios porque sí; es Palabra de Él y
hay que acatarla. Y no solamente es para los hombres, igual para las mujeres:
ninguno está exento de caer. Pero ya sabemos: si obedecemos los mandatos e
instrucciones que el Señor nos ha determinado, tendremos más poder, discernimiento
y dominio propio para decir: ‘no’ al pecado.
Amado Señor: Es tan importante escucharte y poner en
práctica todas tus enseñanzas para llevar una vida recta delante de Ti, que te
rogamos vayas adelante guiando nuestros pasos hacia toda verdad para no caer en
tentación. Gracias porque nos has dejado a tu Santo Espíritu quien nos guía,
fortalece y regenera levantándonos cada día más hacia la perfección Contigo. ¡Te
alabamos y te bendecimos Señor, Dios Rey Celestial por la formación con la que
a diario nos levantas!
Un abrazo y bendiciones.
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