martes, 3 de julio de 2018

Ten cuidado con lo que prometes a Dios


Moisés fue y refirió al pueblo todas las palabras y disposiciones del Señor, y ellos respondieron a una voz: Haremos todo lo que el Señor ha dicho. 
Éxodo 24:3 NVI.

Lectura: Éxodo 24:1-18.  Versículo del día: Éxodo 24:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Este pueblo que dijo que haría todo cuanto el Señor les había ordenado, fue el mismo que más tarde, 
al ver que Moisés no bajaba del Monte, resolvió con la ayuda de Aarón levantar un becerro de oro para adorarlo. ¡Qué pronto olvidaron las leyes de Dios! (Éxodo 32:1-6).
Lo triste es que no son solamente ellos, somos todos: ustedes y yo. Se nos olvida muy fácil lo que Dios nos manda en su Palabra y resultamos haciendo lo que no queremos; lo que no agrada a Dios. Hoy hacemos votos para cumplir una promesa y mañana ya nos echamos para atrás. Por eso dice Salomón: “No te apresures ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra alguna”; “Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a Dios no le agradan los necios: cumple tus votos: más vale no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos” (Eclesiastés 5:2 y 4-5). Fijémonos que el versículo 2 de Eclesiastés nos dice que no nos apresuremos ni con la boca ni con la mente. No es solamente hablarlo; va mucho más allá: ni pensarlo siquiera porque ya se transforma en promesa y si no la cumplimos estamos faltando a la verdad.
“Moisés tomó la sangre, roció al pueblo con ella y dijo: Esta es la sangre del pacto que, con base en estas palabras el Señor ha hecho con ustedes” (v. 8 en la lectura). Un pacto que no se cumplió porque los israelitas le fallaron a Dios. El Señor permita que nuestros corazones sean dóciles a su Palabra y no solamente la memoricemos, sino que la practiquemos en verdad, para no quedarle mal a nuestro Dios.

Padre Eterno: te pedimos perdón por las tantas veces que te hemos fallado diciendo una cosa y haciendo todo lo contrario. Por favor, ven en nuestra ayuda y envía a tu Santo Espíritu para que, por medio de Él, comprendamos el valor de la sangre derramada en el Nuevo Pacto con tu Hijo amado. Igual, aprendamos a cumplirte lo prometido y a portarnos como verdaderos hijos tuyos. Muchas gracias Papito Dios. ¡Adoramos y bendecimos tu Nombre por siempre!

Un abrazo y bendiciones.

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