sábado, 7 de julio de 2018

Y el velo se rasgó para bien de la humanidad


Cuelga de los ganchos la cortina, la cual separará el Lugar Santo del Lugar Santísimo, y coloca el arca del pacto detrás de la cortina. Éxodo 26:33. NVI.

Lectura: Éxodo 26:1-37.  Versículo del día: Éxodo 26:33.

MEDITACIÓN DIARIA

El Lugar Santo y el Lugar Santísimo eran las partes más importantes del Santuario que el Señor Dios de Israel había mandado construir dentro del Tabernáculo a los de su pueblo. Los sacerdotes entraban continuamente a la primera parte del Tabernáculo para celebrar el culto (Lugar Santo). Pero en la segunda parte (Lugar Santísimo), solamente entraba el Sumo Sacerdote una sola vez al año provisto de la sangre de los animales sacrificados que ofrece por sí mismo y por los pecados cometidos por el pueblo. Con el sacrificio de Jesucristo en la cruz, en el momento exacto de su muerte, ese velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo se rasgó, queriéndonos demostrar con esto, que ya no hay necesidad de más sacrificios de machos cabríos porque la sangre del Cordero de Dios, bastó de una vez y para siempre como ofrenda a Dios Padre por los pecados de la humanidad (Hebreos 9).
¡Gloria a Dios por tan enorme regalo! Jesucristo el Unigénito Hijo de Dios vino al mundo para hacerse hombre y pagar con su preciosa sangre el precio del pecado de todos los seres humanos. “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte” (Efesios 2:8-9). Jesús, el único que nos permite pasar directamente a Dios porque ya no existe velo alguno y porque tampoco existe otro camino diferente (Juan 14:6), por el cual podamos alcanzar el perdón de pecados y por ende la salvación. ¡Busquemos a Jesús! Él quiere darnos vida eterna y salvación.

Amado Señor Jesús: te damos gracias por venir a morir en nuestro lugar. Gracias porque por tu intermedio ahora tenemos acceso directo hacia el Padre Celestial; la cortina ya no existe más. Haznos entender esta verdad para que sepamos proclamarla hasta los confines de la tierra. ¡Bendito eres Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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