lunes, 15 de enero de 2018

Fruto como hijos de luz

Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento. 
Mateo 3:8.

Lectura: Mateo 3:1-12.  Versículo del día: Mateo 3:8.

MEDITACIÓN DIARIA

No solamente los fariseos y saduceos pecaban por aparentar lo que no eran. ¿Cuántas veces sucede igual entre los mismos cristianos? No porque se haya hecho la oración de fe o se vaya a la Iglesia regularmente, se imagine que esto basta. La lectura dice que ellos (fariseos y saduceos), podían alegar a Juan el Bautista que tenían a Abraham por padre y ya eran salvos. De nada le sirve a alguien creer que porque sigue una religión va hacia el Padre celestial. Hay que demostrar con la forma de vivir que se ha arrepentido de los pecados y se ha vuelto a Dios. Necesariamente tiene que existir un antes de Cristo y un después de Cristo. De lo contrario hay duda. Ese es el testimonio que verdaderamente vale. El Señor dijo que por sus frutos los conoceremos; y si los frutos no demuestran amor, alegría, paz, paciencia y dominio propio entre otros, no existe nada. Es un fruto verde o marchito.  
La relación con Cristo es directa. Y eso es: una relación personal donde Jesús entra a gobernar la vida y a ir moldeando el carácter hasta dejarlo a la estatura de Él. Hay que recibir la exhortación de Dios no solamente a través de Juan el Bautista sino también de Isaías: “¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal!” (Isaías 1:16).

Amado Señor: Deseamos que nuestra vida sea transparente ante Ti y ante los que nos rodean demostrando siempre que vives y reinas en nuestros corazones, llevando todo el fruto de tu Espíritu para dar testimonio como hijos de luz que decimos ser. Gracias bendito Señor por tu Palabra enseñada y por permitirnos entenderla para ponerla en práctica. ¡Te alabamos Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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