jueves, 4 de enero de 2018

Continúa el viaje de la mano de Jesús

Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría. 
Salmo 90:12.

Lectura: Salmo 90:1-17.  Versículo del día: Salmo 90:12

MEDITACIÖN DIARIA

Tal vez, muchas veces dejamos pasar los días sin considerar ningún valor en ellos. Vivimos por inercia, ‘porque me toca’; pero no se le encuentra ningún sentido a la vida. Moisés quien escribió este Salmo nos hace ver que aquí no somos nada y que todos vamos a volver al polvo (v. 3). Pero mientras estemos, debemos aprovechar bien los días. Otra versión dice: “Enséñanos a entender la brevedad de la vida”; y así es. La vida no es sino un paso nada más. Somos como la hierba que se abre y florece en la mañana, pero al anochecer está seca y marchita (vv. 5-6). Esto no lo entendemos hasta que llegamos a los años dorados cuando hacemos un recuento de los días vividos. Muy seguramente nos lamentamos de muchas cosas que hubiésemos querido realizar y no hicimos. Nuestros años se van como un suspiro (v. 9), cuando nos damos cuenta, ya estamos más que pintando canas. “Tantos años de vida, sin embargo, solo traen pesadas cargas y calamidades: pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros” (v. 10).
Bueno, pero gracias a Dios que después de Moisés vino un hombre a la tierra para darnos una vida completa y con propósito. Este hombre, Jesús de Nazaret, es el Cristo vivo y resucitado para que tú y yo tengamos el derecho de entrar al cielo y gozar una eternidad completamente a su lado. Allí, ya no existirá más dolor o angustia; ni habrá tristeza alguna. ¡Gloria a Dios por mandarnos a su Hijo Jesucristo!
No te desanimes, continúa este viaje que, aunque pareciera largo, no es más que un pequeño vuelo. Cógete de la mano de Jesús y caminemos juntos por este hermoso valle que es la vida terrenal y la que a bien Dios nos ha dado para vivirla.  Con el Señor nos espera la vida eterna, la mejor.

Amado Señor Jesús: Muchas gracias por estar con nosotros y venir a darnos otra clase de vida: una abundante y con un propósito especial. Muéstranos cuál es ese propósito en cada uno, para que así salgamos victoriosos en la obra encomendada. ¡Bendito eres Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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