Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!
Salmo 1:3.
Lectura: Salmo
1:1-6. Versículo del día: Salmo 1:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Uno de los deseos en cada
nuevo año es que sea próspero. Pues bien, la lectura del Salmo dice: “Dichoso
el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de
los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del
Señor se deleita, y día y noche medita en ella” (vv. 1-2). Precisamente en la
prédica de ayer el Pastor nos hablaba sobre la importancia de no dejarnos
llevar por las personas que siguen al mundo. La Biblia nos enseña que el
mandamiento más importante es amar a Dios con todo el corazón, la mente y el
ser. Si no se hace de ese modo quiere decir que hay algo o alguien por encima
de Dios y ya se está faltando al mandato. De ahí la importancia de deleitarse y
meditar en su ley día y noche porque de esta manera se tiene el soporte y la fortaleza
de Dios para ser radical en la fe y decir no cuando lleguen las tentaciones o
los malos consejos. La persona que sabe enfrentar con sabiduría estas
acechanzas es bendecida grandemente; esto es ser ‘dichoso’ o ‘bienaventurado’.
Por eso se le compara con el árbol plantado junto a corrientes de agua que da
su fruto a tiempo y sus hojas jamás se marchitan porque “¡Todo cuanto hace
prospera!”.
Amado Señor: nuestro
deseo es que en este nuevo año nuestra vida dependa totalmente de Ti. Enséñanos
a buscarte día y noche; a leer tu Palabra, aprenderla, meditarla, practicarla y
compartirla. De este modo nos alimentaremos fuertemente y no estaremos débiles
cuando el mundo nos ofrezca seguir su camino. Que nuestras vidas den fruto
apacible, es decir, un tiempo dulce en tu presencia y generoso, para honrar tu
Nombre como lo mereces. ¡Gracias bendito Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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