lunes, 29 de enero de 2018

Que nuestro sacrificio también sea de aroma grato al Señor

Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches. 
Génesis 8:22.

Lectura: Génesis 8:1-22. Versículo del día: Génesis 8:22.

MEDITACIÓN DIARIA

El capítulo nos habla del diluvio y cómo el Señor favoreció a Noé con toda su familia porque fue el único justo delante de Él. Cuando ya bajaron las aguas y la tierra estaba seca, Noé salió con su parentela del arca junto con todos los animales que había preservado según la orden dada por Dios. Noé al salir construyó un altar y le ofreció al Señor como holocausto animales puros y aves puras (vv. 18-20). Al Señor le agradó tanto este aroma que se dijo así mismo: “Aunque las intenciones del ser humano son perversas desde su juventud, nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa suya. Tampoco volveré a destruir a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo. Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches” (vv. 21-22). Es interesante y asombroso saber que el sacrificio de Noé fue tan agradable al Señor que le hizo cambiar de parecer y a la vez favorecer a toda la humanidad con la siembra y la cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno.
Ahora en este tiempo, si queremos que el aroma de nuestro sacrificio sea grato al Señor debemos practicar lo que nos dice Hebreos 13: 15-16: “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios”. Recordemos que el Señor Jesucristo es el Cordero inmolado que se entregó por nosotros y que ese sacrificio fue suficiente para Dios Padre. Ya no hay necesidad de machos cabríos, ni de ningún otro animal o ave, pero sí de obedecer al Señor (1 Samuel 15:22), rindiéndole culto con alabanza y adoración y practicando el amor con el prójimo.

Amado Señor: Lo que más deseamos es cautivarte con el aroma grato de nuestra alabanza para Ti. Que el fruto de nuestros labios sea siempre para exaltar y adorar tu Nombre. Te rogamos que también pongas en nuestro corazón el hacer el bien siempre que podamos al necesitado. Que sea el amor tuyo fluyendo en nuestras vidas y lo que nos motive a practicar el amor al prójimo. ¡Gracias bendito Señor! ¡Te adoramos Rey Soberano de cielos y tierra!

Un abrazo y bendiciones.

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