martes, 23 de enero de 2018

Y toda la gloria es para ti

Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría, alegría mayor que la que tienen los que disfrutan de trigo y vino en abundancia. 
Salmo 4:7.

Lectura: Salmo 4:1-8. Versículo del día: Salmo: 4:7.

MEDITACIÓN DIARIA

Creo que, así como hay unas dificultades más grandes que otras, hay también alegrías que superan a las ya vividas o por lo menos son otra clase de alegrías. Este ha sido mi caso: he estado supremamente feliz porque sé que solamente el Señor ha podido encauzar las fichas en nuestra área financiera como ha sucedido. No me canso de darle gracias por tanta bondad recibida y como nos exhorta aquí David: la gloria es para el Señor y no hay casualidades que valgan. Si Él no hubiera estado al pie de la jugada, nada de lo hecho hubiera llegado a feliz término. No hay que robarle la gloria a Dios (v. 2).
Cuando hay tanta bendición, es imposible pasar por alto cualquier desliz y por eso el Salmista nos exhorta a que en la quietud de la noche examinemos el corazón (v. 4), para poder acostarnos en paz sin dejar que nada enturbie el regocijo que ha brotado como fruto del Espíritu que nos acompaña (v. 8).

Amado Señor: Haz que sobre nosotros brille la luz de tu rostro; que nuestras caras demuestren la confianza y gratitud que mereces. Eres un Majestuoso Dios, Incomparable, Todopoderoso. Para Ti no existe ningún imposible. ¡Te exaltamos Señor y te damos toda la gloria y honra que solamente son tuyas! ¡Bendito sea tu Nombre por siempre! ¡Aleluya!

Un abrazo y bendiciones.

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