¿Cómo podré acercarme al Señor y postrarme ante el Dios Altísimo?
Miqueas 6:6a.
Lectura: Miqueas
6:1-8. Versículo del día: Miqueas 6:6a.
MEDITACIÓN DIARIA
La lectura del día nos
cae muy bien a todos. “Escuchen lo que dice el Señor…” (v. 1). Igual que Israel,
ahora somos su pueblo. También a nosotros nos sacó de la esclavitud del Egipto donde
nos encontrábamos y si nos preguntamos: “¿Cómo podré acercarme al Señor y
postrarme ante el Dios Altísimo? Tenemos enseguida la contestación: “¡Ya se te
ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar
la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios” (v. 8).
Al Señor poco o nada le interesa
los sacrificios, porque el obedecer vale mucho más que eso, y lo que nos manda
es practicar la justicia, amar la misericordia y humillarse ante Él. Sería muy
bueno revisar nuestras vidas y a conciencia preguntarnos si buscamos la
justicia y ante el hermano o prójimo indefenso salimos a apoyarlo o al
contrario hacemos como dice el dicho: ‘Al caído caerle’. Cuántos no nos buscan
porque saben que en nosotros pueden hallar un consuelo, un abrazo o una palabra
de aliento. ¿Les estamos dando la mano o más bien sacándoles el cuerpo? Por
otra parte, ¿sentimos compasión por el que sufre y le brindamos ayuda? “Supongamos
que un hermano o una hermana no tiene con qué vestirse y un bocado del alimento
diario, y uno de ustedes dice: Que le vaya bien; abríguese y coma hasta
saciarse, pero no le da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso?” (Santiago
2:15-16). Para nada estaríamos practicando la justicia ni la misericordia. El
que tiene bienes y ve al hermano en necesidad y cierra su corazón es porque el
amor de Dios no mora en él (1 Juan 3:17). El Señor también espera que nos
humillemos ante Él. Quizá el practicar la justicia y la misericordia nos lleve
directamente a ser humildes delante de Dios. Porque el que hace alguna cosa
para ayudar así sea a uno de los más pequeños, es como si la hiciera para el Señor
(Mateo 25:40).
Señor: Ya sabemos lo que
nos corresponde hacer y queremos obedecerte. Enséñanos a ser dóciles a tu voz, buscar
tu rostro para postrarnos ante Ti en adoración con toda nuestra mente, con todo
nuestro corazón y con toda nuestra alma complaciéndote en amarte primero que
todo, para así reflejar ese amor al mundo necesitado de justicia y misericordia.
¡Gracias bendito Señor!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario