La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió.
Génesis 3:6.
Lectura: Génesis
3:1-24. Versículo del día: Génesis 3:6.
MEDITACIÓN DIARIA
Esta fue la caída del
hombre. Si analizamos bien podemos notar las consecuencias que conllevó esa
desobediencia. Primero que todo la relación con Dios se interrumpió. También
vemos que desde el comienzo el pecado acobarda. Ellos no se dejaban ver de Dios
porque se dieron cuenta que estaban desnudos y temían su reacción (vv. 8-10).
Ya sabían que habían obrado mal. Segundo: surge la defensa culpando a uno y otro
sin reconocer el propio pecado. El Señor le reclamó a Adán quien era la cabeza
y responsable ante Dios y él de inmediato culpa a Eva, para que ella a su vez a
la serpiente (vv. 12 y 13). Para la serpiente el pecado produjo su maldición
entre todos los animales tanto salvajes como domésticos y se arrastraría sobre
su vientre por siempre. Para la mujer, aumentarían los dolores en el parto y
aunque desee controlar al marido, él gobernará sobre ella. Y para el hombre
recayó sobre él la maldición de la tierra y con doloroso trabajo comería de
ella todos los días de su vida; se ganaría el pan con el sudor de su frente, le
dijo el Señor (vv. 14-19).
Tengamos en cuenta que el
pecado siempre se nos va a aparecer deseable; todo lo prohibido lo es. Pero no
por deseable y bueno que aparente ser, nos llevará por buen camino. Recordemos
que ancha es la puerta que lleva a la perdición (Mateo 7:13). Igualmente, para
aprender, los caballeros deben apropiarse del lugar que les corresponde en su
hogar. Como cabeza es a ellos a los que primero Dios va a cuestionar
especialmente en lo que se refiere al área espiritual. Aprendamos de la caída
lo engañoso y mentiroso que es Satán.
Amado Dios: por Adán
entró el pecado al mundo, pero por tu infinito amor, con tu Hijo amado Jesús
llegó la salvación para la humanidad. Te rogamos que nos enseñes a través de
esta caída lo mentiroso y engañoso que es Satanás, para que siempre estemos en
alerta y no le demos cabida alguna. Gracias Señor Jesús por venir a pagar el
precio de nuestro pecado. ¡Te adoramos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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