lunes, 25 de septiembre de 2017

Reconociendo a Jesús, reconocemos también al Padre

Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre. 
1 Juan 2:23.

Lectura: 1 Juan 2:1-29.  Versículo del día: 1 Juan 2:23.

MEDITACIÓN DIARIA

El Evangelio de las Buenas Nuevas es precisamente dar a conocer a Jesús como el Hijo de Dios venido al mundo para salvar al hombre pecador. Todo el Nuevo Testamento nos habla acerca de Jesús, de su ministerio y de la misión encomendada a quien le sigue. Por tanto el que no reconoce a Jesucristo como el Hijo de Dios no puede decir que tiene al Padre. El Señor Jesús lo dijo: “El Padre y yo somos uno” (Juan 10:30); “―¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: Muéstranos al Padre?” (Juan 14:9).
Por eso empieza esta Carta también del apóstol Juan diciéndonos que no pequemos, pero que si llegamos a pecar tenemos a un intercesor: el Señor Jesús. Nos insta además a obedecerle cumpliendo sus mandamientos, si es que en verdad le conocemos. Por tanto la exhortación es ya que estamos en tiempos finales de no amar al mundo y cuidarnos de los engañadores (vv. 1-19 en la lectura). “Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre”;  “En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó” (vv. 24 y 27). La mejor manera de permanecer en Él es conociendo lo que nos dice su Palabra y siendo hacedores de ella.
Que ahora sea el momento de activarnos definitivamente con los ojos puestos en el autor y consumador de la fe. Ya el mundo y sus atracciones materiales deben de ser desplazadas para buscar con rostro sincero al que ha de venir muy pronto por nosotros. En especial, yo motivo a todo el que siga estos devocionales a compartirle a los que no lo conocen porque en verdad, el día se acerca.

Amado Señor: No solamente reconocemos que eres el Hijo de Dios, muerto y resucitado por nuestros pecados para darnos salvación, sino también entendemos que tu Evangelio debe de ser propagado por doquier para que sean muchos más los que conozcan al Padre al recibirte a Ti como Señor y Salvador de sus vidas. Gracias te doy bendito Dios por las personas que están leyendo el devocional y te ruego que en todos, pongas el deseo incansable de llevar tu mensaje de amor y redención. ¡Bendito eres buen Señor! ¡Te alabamos y glorificamos por siempre!

Un abrazo y bendiciones.

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