Por eso, queridos hermanos, mientras esperan estos acontecimientos, esfuércense para que Dios los halle sin mancha y sin defecto, y en paz con él.
2 Pedro 3:14.
Lectura: 2
Pedro 3:1-18. Versículo del día: 2 Pedro
3:14.
MEDITACIÓN
DIARIA
Dice el
apóstol Pedro en su Segunda Carta: “Pero el día del Señor vendrá como un
ladrón” (v. 10). Un ladrón no avisa cuando va a llegar. Cuando el Señor venga,
lo hará sorpresivamente y el mundo no estará preparado para ese acontecimiento:
habrá división y destrucción. Para los cristianos será diferente; por eso el
apóstol Pablo también se refirió al tema: “Ahora bien, hermanos, ustedes no
necesitan que se les escriba acerca de tiempos y fechas, porque ya saben que el día del Señor llegará
como ladrón en la noche” (1 Tesalonicenses 5:1-2). La advertencia es para estar
preparados. Nosotros tenemos la sabiduría y el discernimiento divino y no
podemos seguir en lo que hace el mundo. En el Evangelio de Mateo el Señor mismo
afirma que será como en los días del diluvio: todos estaban en sus quehaceres
diarios; comían, bebían y se casaban. No supieron nada de lo que sucedería
hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será la venida del Hijo
del hombre (Mateo 24:37-39).
Este
mensaje es para ti mi hermano que aún no tomas las cosas del Señor en serio. Es
para ti, amigo, familiar o conocido que no has querido entender la verdad de la
Palabra de Dios y consideras que el cristianismo es una religión más, sin
comprender que es una relación personal con Jesucristo. Yo te insto, quien
quiera que seas que dispongas tu corazón para Dios; que aceptes a su Hijo Jesús
en tu vida y te prepares para que no te coja por sorpresa.
“Ya que
todo será destruido de esa manera, ¿no deberían vivir ustedes como Dios manda,
siguiendo una conducta intachable y esperando ansiosamente la venida del día de
Dios?” (vv. 11-12 en la lectura); “Por eso, queridos hermanos, mientras esperan
estos acontecimientos, esfuércense para que Dios los halle sin mancha y sin
defecto, y en paz con él” (v. 14).
Amado
Señor: Mi corazón se conduele y llora por tanta catástrofe sucedida
últimamente. Pero Señor, me duele más, que a pesar del hombre ver todo lo
sucedido a su alrededor, no se humilla ante Ti y baja su orgullo para aceptarte
como Señor y Salvador. Oro por mis hermanos de México, de La Florida, de
Houston, de las Islas Menores, de Puerto Rico. Reconocemos tu poder y soberanía
y mi Dios pedimos perdón por los pecados de esta tierra y clamamos tu compasión
y misericordia. Pon un corazón de carne y ablándalo para que se arrepienta.
Esperamos en Ti. ¡Gracias buen Dios!
Un abrazo y
bendiciones.
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