viernes, 15 de septiembre de 2017

¡Cuidado con lo que pronunciamos!

El  que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina. 
Proverbios 13:3.

Lectura: Proverbios 13:1-6.  Versículo del día: Proverbios 13:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Siempre debemos tener en cuenta qué hablamos porque las palabras tienen poder bien sea de vida o de muerte. Por eso no podemos hablar por hablar sino pensar antes de abrir la boca. Bendecir es bien decir como maldecir es mal decir. Muchas veces ni siquiera nos damos cuenta que estamos maldiciendo con palabras a personas que amamos, incluso a nuestro cónyuge o a nuestros hijos. Un ejemplo, decirle a un niño: ‘no tienes arreglo’ o ‘eres un inútil’ se constituyen en maldición. Tenemos que cortar con todos estos malos hábitos y estar recordando la Palabra de Dios con versículos que nos cambien el ‘chip’ porque “de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45).
Como muy seguramente incluso sin intención alguna hemos pronunciado frases como las descritas, tenemos no solamente que pedirle perdón a Dios por ellas, sino romperlas en el nombre del Señor Jesucristo para que libere totalmente a los agredidos. Que nuestro hablar siempre sea con palabras sinceras, honestas. Palabras que bendigan constantemente; que transmitan la bondad y el amor de Dios.

Amado Señor: Enséñanos a ser prudentes con nuestros labios. Que siempre estemos listos para bendecir y aprendamos a callar sin dejarnos llevar por palabras de las que más tarde tengamos que arrepentirnos. Instrúyenos en entender el valor que tienen las palabras dichas, para que cada día nos propongamos a regalar mensajes que den vida, levanten y animen. ¡Gracias bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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