jueves, 14 de septiembre de 2017

Alerta en medio de la prueba

Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada. 
Santiago 1: 2-4.

Lectura: Santiago 1:1-8.  Versículos de día: Santiago 1:2-4.

MEDITACIÓN DIARIA

Bueno, en nuestros países no alcanzamos a imaginar lo que puede ser un huracán y creemos simplemente que puede ser un fuerte viento. No, no es un viento es un ciclón y más este ‘Irma’ que quería arrollar con todo. Gracias a Dios vimos la misericordia de nuestro Señor con este pueblo. La cuestión es que por lo menos para mí, sí fue una prueba muy dura porque nunca lo había vivido tan cerca. Con mi esposo e hijo y otros familiares que viven aquí en Miami nos fuimos más para arriba, hacia Orlando. Cuando estábamos allá las noticias decían que seguiría en esa dirección y mi sobrino logró ubicarnos a todos en el hotel donde él trabaja y en verdad desde allá fue menos impactante el paso del huracán.
Ahora, después de lo sucedido y regresar a Miami, valoro mucho más a Jesús el Salvador. Y si soy sincera necesité que otros me abrieran los ojos y me hicieran entender todas las cosas bellas que Dios había puesto en estos ocho días. Aquí fue cuando entendí también el versículo que dice: “Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe” (1 Pedro 5:8-9). Quizá por mi temperamento soy muy sensible a las cosas que veo e inmediatamente las tomo muy a pecho. Si hubo algo que tanto a mi esposo como a mí nos llamó la atención cuando llegamos aquí fue la limpieza, el orden y el verde que rodea esta península. Ahora al regreso de Orlando y encontrar a lo largo tanto árbol caído, semáforos sin servir y fuera de eso supermercados sin nada, nada de alimentos en los anaqueles, fue impactante y triste. El caso es que me dejé llevar por la tristeza y hasta esta mañana porque me lo hicieron entender, logré comprender a ciencia cierta todo el propósito que Dios había programado en medio de este huracán. Entendí cómo me estaba dejando llevar por mis emociones y se me había olvidado por completo la obra maravillosa del Señor resguardándonos de tanto daño. Mi fe empezó a tambalear y poco tenía de firme porque sencillamente Satán supo exactamente por cuál lado atacarme; anduvo como león rugiente buscando la ocasión, y se la abrí. Él conoce mi área sensible y yo ingenuamente caí en su trampa.
Les comparto esto para que siempre por más firmes que nos creamos no bajemos la guardia. Hoy no había podido hacer mi devocional por inconvenientes en el apartamento pero gracias a Dios porque les puedo compartir sobre esto. El enemigo busca robarle toda la gloria al Señor. El Señor puso a nuestro alrededor miles de ángeles invisibles unos y en persona otros que nos tendieron su mano bondadosa al paso de ‘Irma’. Además de esto, tuvimos la oportunidad de orar todos los que nos reunimos y compartirles a muchos de ellos no cristianos, el Evangelio de las Buenas Nuevas. ¡Claro! Satán no podía dejar que la gloria se la llevara el Señor y me hizo tropezar. No se les olvide: manténganse alerta para que Satán no los coja de sorpresa.

Señor Jesús. Antes que nada quiero pedirte perdón por dejar que Satán se robe lo que te corresponde. Gracias porque hiciste por nosotros más de lo pedido en esa estadía allí en Orlando. Gracias porque preservaste nuestras vidas y quizá le dijiste al enemigo como en el caso de Job: puedes hacer lo que quieras, pero no toques sus vidas. ¡Gracias buen Dios! Gracias porque esta prueba de fe nos ayuda a crecer y a ser cada día más constantes y firmes. Que tu Nombre sea exaltado mucho más, después de esta tormenta. ¡Te adoramos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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