Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. En aquel día los cielos desaparecerán con un estruendo espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será quemada.
2 Pedro 3:10.
Lectura: 2
Pedro 3:1-18. Versículo del día: 2 Pedro
3:10.
MEDITACIÓN
DIARIA
Leyendo
esta segunda Carta del apóstol Pedro y viendo todos los acontecimientos que
están pasando, sin estar segura como muchos otros de que se acerca el día en
que el Señor vendrá, pienso de todas maneras que es bueno tener en cuenta lo
que aquí se nos dice: “Por eso, queridos hermanos, mientras esperan estos
acontecimientos, esfuércense para que Dios los halle sin mancha y sin defecto,
y en paz con él. Tengan presente que la paciencia de nuestro Señor significa
salvación” (vv. 14-15). Y es que en estos casos el hombre tiende a cuestionar a
Dios en vez de entender que todo esto acontece porque Él en su infinita
misericordia, espera a ver si por fin el ser humano le reconoce como Dios, se
arrepiente de sus pecados y acepta la obra redentora de su Hijo Jesucristo.
Para
nosotros, los creyentes, nos exhorta: “Así que ustedes, queridos hermanos,
puesto que ya saben esto de antemano, manténganse alerta, no sea que,
arrastrados por el error de esos libertinos, pierdan la estabilidad y caigan.
Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo” (vv. 17-18). Más claro no nos puede hablar su Palabra.
El Señor
permita que este devocional llegue no solo a mis hermanos en la fe, sino a
amigos, conocidos y familiares que aún no reconocen a Jesús de Nazaret como el
Salvador de sus vidas.
Amado Dios:
Perdona el pecado de esta tierra. En tu infinita misericordia te ruego que
abras los ojos y los oídos de todos aquellos que están cegados y sordos
espiritualmente. Buen Señor, que entiendan que eres el Creador del universo
Poderoso y Soberano. Que eres paciente esperando que el corazón endurecido de
los hombres se torne sensible y vuelva los ojos hacia Ti, aceptando el gran
amor que tuviste al enviarnos a tu Hijo para morir por nuestros pecados.
Gracias Padre por escuchar esta plegaria. ¡A Ti sea la gloria y la alabanza
ahora y para siempre!
Un abrazo y
bendiciones.
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