jueves, 21 de septiembre de 2017

Es tiempo de actuar

Es un pecado despreciar al prójimo; ¡dichoso el que se compadece de los pobres!
Proverbios 14:21.

Lectura: Proverbios 14:1-35.  Versículo del día: Proverbios 14:21.

MEDITACIÓN DIARIA

Creo que todos nos acongojamos y dolemos al ver a tanta gente en este momento sin un techo en donde pasar la noche o sin una bolsa de leche para darle a sus hijitos. Es más, en otras ciudades ni siquiera tienen luz para refrescarse o hacer una comida, y el agua también escasea. Dios nos manda amar al prójimo. Nuestro prójimo no solo es quien está más cerca; es también el que está lejos, en necesidad y ha sufrido una calamidad. Hay un buen dicho que dice: ‘hoy por mí, mañana por ti’; y así es. Dios quien no se queda con nada guardado retribuirá con creces lo que hagamos. “Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse solo en palabras lleva a la pobreza” (v. 23). Creo que es el momento de actuar y de mirar al prójimo; podemos empezar por los que están a nuestro alrededor. Quizá aquella familia que lo perdió todo o quizá la vecina más próxima que sabemos es adulto mayor y se encuentra sola en su casa. Tal vez, en la localidad se encuentren centros de acopio donde se pueden llevar víveres no perecederos y elementos de aseo. Quizá haya una cuenta para depositar alguna ayuda. Ante tanta catástrofe suscitada últimamente lo menos que podemos hacer es quedarnos con los brazos cruzados. Aprendamos que: “honra a Dios quien se apiada del necesitado” (v. 31b).
Tenemos que demostrar que somos cristianos: “Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus acciones?... Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil” (Santiago 2:14 y 17 NTV).
Por otro lado, en esa misma Carta de Santiago se nos dice: “Escúchenme, amados hermanos. ¿No eligió Dios a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe? ¿No son ellos los que heredarán el reino que Dios prometió a quienes lo aman?” (Santiago 2:5). Esto quiere decir que los pobres o necesitados también necesitan alimento espiritual. Somos llamados a ir y compartirles el mensaje de salvación sin distingos de ninguna naturaleza. Preguntémonos si estamos listos para obrar conforme a lo que Dios nos manda. Los tiempos no son nada buenos y corre apresuradamente. No nos hagamos los de la vista gorda: es tiempo de actuar.

Amado Señor: bien sabemos que eres Tú quien pones el querer como el hacer para que se cumpla tu buena voluntad. Te rogamos que nos des la capacidad de ir y buscar al necesitado no solo de bienes materiales sino también espirituales y afectivos. Enséñanos a marcar la diferencia con los del mundo. ¡Gracias bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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