sábado, 23 de septiembre de 2017

Justificados por medio de la fe en Jesucristo

Por eso la promesa viene por la fe, a fin de que por la gracia quede garantizada para toda la descendencia de Abraham; esta promesa no es solo para los que son de la ley, sino para los que son también de la fe de Abraham, quien es el padre que tenemos en común delante de Dios, tal como está escrito: Te he confirmado como padre de muchas naciones. Así que Abraham creyó en el Dios que da vida a los muertos y que llama las cosas que no son como si ya existieran.. Romanos 4:16-17.

Lectura: Romanos 4:1-25.  Versículos del día: Romanos 4:16-17.

MEDITACIÓN DIARIA

Nosotros, como gentiles también somos parte de la descendencia de Abraham. Cuando creemos en el Señor Jesucristo somos justificados por la fe en Él; hay una promesa de parte de Dios. Abraham nunca desfalleció, al contrario, esto le sirvió para afianzar su fe; él creyó y esperó aunque era consciente de los años que tenía y de la matriz infértil de Sara (vv. 18-19): “Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido” (vv. 20-21). Igualmente, “Dios tomará en cuenta nuestra fe como justicia, pues creemos en aquel que levantó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor. Él fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación” (vv. 24-25). Vale la pena revisar lo que nos dice Efesios 2:8-9: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte”.
Entonces la pregunta es: ¿Crees en Jesucristo como el Hijo de Dios, muerto y resucitado? Estamos en el periodo de la gracia; y gracia es regalo, don, bondad. Llegará el momento en que no estará la gracia derramada aquí en la tierra y todo va a ser muy diferente. Perdona que insista, persista y no desista de llamar al arrepentimiento. Dios lo ha puesto en mi corazón y me es difícil seguir sin volver a lo mismo. Es una obligación, una misión que Dios me encomendó a través de mis devocionales.
Si nunca has entendido lo que es recibir a Jesús en tu corazón, por regalo de Dios Padre para que Él te justifique a través de su Hijo y deseas hacerlo en este momento, te invito a orar:

Señor Jesús: acepto que soy pecador y reconozco que eres el Hijo de Dios quien vino a salvarme. Creo en tu muerte y resurrección y te recibo en mi corazón como Señor y Salvador. Gracias por perdonarme, limpiarme y justificarme ante Dios Padre. Escribe mi nombre en el Libro de la Vida. ¡Bendito eres Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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