lunes, 1 de agosto de 2016

Un sacrificio único y aceptable al Padre

A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque él ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo. Hebreos 7:27.

Lectura: Hebreos 7:11-28.  Versículo del día: Hebreos 7:27.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor Jesús, el único perfecto para siempre (v. 28). Su sacrificio fue suficiente para que tuviera la aceptación de Dios Padre en la propiciación  por nuestros pecados. El Señor Jesús, fue el Cordero inmolado.  Su sangre derramada una vez, bastó para que pudiéramos nosotros entrar al trono de la gracia sin ningún temor. El Señor Jesús con su muerte nos dio paso hacia el Lugar Santísimo. ¡Bendito regalo el del Padre! ¡No merecíamos tanto amor!  Su sacrificio no fue cualquier sacrificio; fue el más cruel e inhumano de los sacrificios; y al que no cometió pecado por nosotros Dios lo trató como pecador (2 Corintios 5:21). “Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca” (Isaías 53:7).
Si creemos en ese sacrificio, no tenemos por qué seguir buscando otros como queriendo reemplazar al del Señor, o como diciéndole que el de Él no bastó para nosotros. ¡Semejante sacrificio nadie lo puede igualar! Recordemos que fuimos comprados con su sangre y que esa bendita sangre es la que ahora nos limpia de todo pecado.
Aceptemos el sacrificio del Señor como único y enseñémosle a otros el valor inmenso que tiene, para que ellos también lo acepten y encuentren la salvación. Porque sin derramamiento de sangre, sin ese sacrificio, no hay perdón de pecados (Hebreos 9:22). Un sacrificio único y aceptable al Padre.

Amado Señor Jesús: Los que creemos en Ti y valoramos lo que hiciste en esa cruenta cruz, jamás nos cansaremos de darte gracias por tan sublime sacrificio que hiciste por nosotros sin haber hecho lo más mínimo para merecerlo. ¡Gracias buen Jesús por ese sacrificio tuyo!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: