Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza! Salmo 3:3.
Lectura: Salmo 3:1-8. Versículo del día: Salmo 3:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Es tan grande la
fidelidad del Señor que siempre está pendiente tanto de nuestra seguridad como
de mantenernos en alto. Personalmente a lo largo de mi vida cristiana he podido
ver su protección en numerosas ocasiones. Y aparte de eso compruebo que como
siempre quiere mi bien, no duda en hacerme sentir de la mejor manera. Cuando
soy débil y me siento defraudada por algo que no he podido lograr, vuelvo a ver
su rostro sobre mí, sonriéndome y recordándome que soy hija del Rey de reyes y
que no todos tienen ese privilegio. Es cuando entiendo que mi salvación y
relación con mi Amado Señor, vale muchísimo más que todo el oro y la plata del
mundo. ¡Él se encarga de levantar mi cabeza! ¡Gloria por siempre a mi buen
Dios!
Por otro lado hay también
otras promesas que vale la pena tenerlas en cuenta y que se las comparto porque
sé que muchos nos encontramos a veces en esa situación. Recordemos algunas: “Sabrás
entonces que yo soy el Señor, y que no quedarán avergonzados los que en mí
confían” (Isaías 49:23). “El Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola.
Siempre estarás en la cima” (Deuteronomio 28:13). Claro, hay que tener en
cuenta que Él demanda nuestra obediencia. Pero si eres hijo de Dios, tienes al
Señor Jesús en tu corazón y le estás obedeciendo, no dudes en pedirle estas promesas que nuestro
Papito Dios las cumplirá.
Amado Dios: Gracias
porque sabemos que tu Palabra es verdad y es ésta la que nos da el aliciente
cuando decaemos y nos sentimos disminuidos. Gracias porque Tú mismo te encargas
de recordarnos que teniéndote a Ti, nada nos falta. ¡Te adoramos Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario