jueves, 11 de agosto de 2016

Por la mañana abrámos el corazón al que nunca nos defrauda

Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta. Salmo 5:3.

Lectura: Salmo 5:1-12. Versículo del día: Salmo 5:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Si hay un momento especial para hablar con Dios es en las mañanas. Por eso, aunque para muchos es difícil levantarse temprano, vale la pena buscar ese tiempo para presentarnos delante de Él y hablarle con la mayor confianza y sinceridad. Decirle por ejemplo: ¡Buenos días, Papito amado! ¿Cómo estás hoy mi Señor? Ya sé Papito. Estás dolido de ver el caos mundial a causa de la indiferencia hacia ti. Tienes toda la razón. Yo quiero decirte que me perdones por no compartir lo que me has enseñado con tantos que van vagando por las calles, sin rumbo fijo. También deseo contarte que ayer fue un día maravilloso para mí. Te doy gracias por tantas bendiciones con las que a diario me consientes—.
Después de saludarlo, si entrar a comentarle nuestras preocupaciones y acordarnos de las peticiones por las que nos han pedido oración.
Yo personalmente creo, que entre más descomplicado lo hagamos, más fácil y eficiente será nuestra oración de la mañana y muy seguramente se convertirá en un dialogo perfecto. Les dejo esta reflexión para que la mediten y si les parece la tomen en cuenta para iniciar el día de la mano de quien debemos tomarla.

Amado Señor: Gracias por ser tan especial y por enseñarnos a hablarte cara a cara como al mejor Amigo del mundo. Permite que busquemos tu rostro en las mañanas antes de iniciar cualquier otra labor para tener la certeza de que iremos en el día, cogidos de tu mano ¡Gloria a Ti Señor!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: