Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. Hebreos 13:15.
Lectura: Hebreos
13:1-21. Versículo del día: Hebreos
13:15.
MEDITACIÓN DIARIA
Leyendo este capítulo
caí en cuenta de lo valioso que es para Dios nuestra alabanza. Y es que es el
sacrificio que antes, yo creía que era el único que nos pedía el Señor y hasta
ahora caigo en cuenta lo que sigue diciéndonos en el versículo siguiente: “No
se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque ésos
son los sacrificios que agradan a Dios” (v. 16).
Lo entiendo así:
nuestra alabanza siempre debe de estar a flor de piel, sea cual sea la
situación que estemos viviendo, sin dejar a un lado el mandato de “amar al
prójimo”. Y digo de este mandato porque estar pendientes de hacer el bien en
todo momento, significa entrega y amor;
más aún cuando se comparte lo que se tiene. Siempre lo he dicho y lo he
pensado: no se necesita tener mucho ni ser rico para no dar de lo que sí
tenemos. Tenemos ojos, boca, manos, brazos, píes y muchas cosas más. Así que
una mirada tierna y apacible puede ayudar al agobiado; unas palabras de
consuelo pueden levantarlo; un fuerte apretón o un abrazo con mayor razón. Por
otro lado unos píes para trasladarnos hacia su sitio, también lo podemos
ofrecer. Hay tantas maneras de hacer el bien y aparte de eso, de compartir lo
que tenemos; empezando por regalar el mensaje de salvación.
No solamente aquí se
nos manda hacer el bien; otros pasajes de la Biblia nos lo confirman: No
podemos cansarnos de hacer el bien y debemos hacerlo siempre que tengamos la
oportunidad (Gálatas 6:9-10). Hay que apartarnos del mal y hacer el bien (Salmo
37). Si hacemos bien, recibiremos bien (Proverbios 28:10 y 27). Así que
empecemos por alabar al Señor con labios sinceros, sin dejar de mirar lo que
tenemos para ofrecer a los que se nos acercan. Estos son los sacrificios que
agradan a nuestro Dios.
Amado Señor: Queremos
estar en continua alabanza hacia Ti dándote gracias y loando tu Nombre, porque
solamente Tú eres digno de recibir toda honra, gloria y honor. Te agradecemos
la vida que nos has dado llena de motivos para compartir con el
necesitado. Gracias por tu bondad y
amor. Permite que ese amor tuyo fluya y podamos ser para Ti como olor fragante
con lo que demandas de nosotros. ¡Te alabamos y te exaltamos por siempre!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario