lunes, 29 de agosto de 2016

¡Cuidado con las palabras!

Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa! Santiago 3:5.

Lectura: Santiago 3:1-12.  Versículo del día: Santiago 3:5.

MEDITACIÓN DIARIA

El apóstol Santiago nos dice que si alguien no llegare a fallar con lo que dice, es una persona perfecta (v. 2); y así es. ¡No sé por qué nos cuesta tanto tener quieta la lengua! Es como si nos picara y empezar solamente; de ahí para adelante ya está hecho. El apóstol nos enseña que se le pone freno al caballo para controlarlo e igual a los barcos con el timón; más sin embargo, ¿quién puede ponerle freno a la lengua? ¿Muy difícil verdad? ¡Y es que siendo uno de los miembros más pequeños del cuerpo puede incendiar un gran bosque completo!
Es muy triste saber que con los mismos labios que alabamos y adoramos al Señor, salimos a criticar, a murmurar, a juzgar y a ultrajar al prójimo. Yo recuerdo haber leído en una de mis Biblias un devocional donde se decía que así como gusta poner el cuerpo a dieta,  también era necesario poner a dieta las palabras. Deberíamos hacer un esfuerzo y como decía en días pasados: mejor aprendamos a escuchar más. No le demos cabida al chisme ni al juzgamiento, cuando ni siquiera sabemos en la mayoría de los casos, si en realidad fue o no fue.
Creo que cuando aprendemos prudencia, estamos fortaleciendo nuestro espíritu y a la vez madurando emocionalmente. Hagamos el deber: pongamos a dieta las palabras, nos proporcionará mucho provecho y a la vez nos traerá paz.

Amado Señor: te pedimos perdón porque en verdad somos muy ligeros con la lengua. Rogamos que tu Santo Espíritu entre a escudriñarnos y mostrarnos todos los aspectos en los que fallamos con nuestra boca. Bendito Dios, permite más bien que nuestros labios solamente pronuncien palabras de ánimo, de consuelo, de amor, de fraternidad, de perdón y de reconciliación. Queremos obedecerte en este aspecto. Gracias buen Dios porque tu Palabra dice que: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” y lo podemos lograr. ¡Te adoramos Señor! ¡Eres Grande, Misericordioso y Poderoso!   

Un abrazo y bendiciones.


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