miércoles, 15 de junio de 2016

Toda tribulación tiene un propósito




Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. 
2 Corintios 1:3-4.


Lectura: 2 Corintios 1:1-11.  Versículo del día: 2 Corintios 1:3-4.

MEDITACIÓN DIARIA

A lo largo de mi vida cristiana, he entendido muy bien este pasaje de la Escritura: si no hemos sido consolados, no podemos consolar. En medio de las aflicciones Dios está atento a darnos nuevas fuerzas y valor para enfrentar las dificultades. Siendo sincera, antes no lo entendía. Era como: ‘yo pongo la enfermedad pero doy el remedio’. Con el tiempo vine a comprender el propósito de las aflicciones en la vida del cristiano. Son tantas y tantas por las que cruzamos que para mí es como si hicieran parte integral de la persona.
Y es que tiene que ser así. No veo otra manera de entender y disciplinarnos Dios como buen Padre que es, si primero no dejamos atrás todo aquello que nos pesa y que sin embargo, queremos seguir llevándolo a cuestas. Es bien cierto que Jesús vino a darnos vida y vida abundante; pero es que esa vida abundante tiene un propósito definido, y para lograrla, en mi parecer, primero tenemos que visualizar y entender el propósito. Y sin disciplina el propósito no se logra. Lo veo como una cadena: disciplina-propósito-vida plena.
No sé hasta dónde cada quien haya encontrado ya el propósito de Dios en sus vidas; personalmente, yo creo todavía no discernirlo. Solo tengo en mi mente aquellas palabras: a quien más se le ama, más se le disciplina (Proverbios 3:12). ¡Bendita disciplina!, sin ella no podríamos crecer, no aprenderíamos a consolar, no nos sentiríamos amados y no encontraríamos el propósito.

Amado Señor Jesús: Gracias por tu amor. Gracias porque fuiste Tú quien primero nos diste el ejemplo de obediencia al Padre; y gracias porque tu dolor y aflicción permitieron que el propósito de Dios Padre se cumpliera para perdón de nuestros pecados y redención de la humanidad. Gracias también, por el propósito que tienes con cada uno de los tuyos.

Un abrazo y bendiciones.

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