Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificarlos y darles herencia entre todos los santificados.Hechos 20:32.
Lectura:
Hechos 20:13-38. Versículo del día:
Hechos 20:32.
MEDITACIÓN
DIARIA
Cuando
Pablo se despide mandó llamar a los ancianos de Éfeso, y dentro de su despedida les deja estas palabras tan profundas que ahora deben servirnos de estímulo y
esperanza. Habiendo ya sido consciente de terminar prácticamente su misión como
evangelizador directo del Señor, no estima siquiera su vida valiosa, con tal de
terminar la carrera encomendada (v. 24). Nos deja a todos el mensaje de la
gracia, del regalo de Dios.
El
mensaje de la gracia está disponible para toda la humanidad: Dios nos ama tanto
que no escatimó en darnos a su Hijo Jesús aun a sabiendas de que éramos
pecadores. Si aceptamos que Jesús pagó por nosotros un precio muy grande
redimiéndonos con su propia sangre, seremos salvos (Juan 3:16; Romanos 3:23;
Romanos 5:8; Romanos 10:9; Juan 1:12). Este mensaje tiene poder para
edificarnos y además de eso, encontrarnos entre el grupo de privilegiados para
que “recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal
herencia está reservada en el cielo para ustedes” (1 Pedro 1:4).
Mi
pregunta es, ¿deseas aceptar ese hermoso regalo de la gracia? Te invito a orar
así:
Señor
Jesús: Yo te necesito; entiendo que me amas y que moriste por mí en esa cruenta
cruz. Confieso con mi boca que eres el Hijo de Dios, muerto y resucitado y
ahora deseo entregarte mi vida para que seas mi Señor y mi Salvador. Gracias
por perdonar mis pecados y hacerme partícipe de compartir la herencia que
pertenece a los tuyos.
Un
abrazo y bendiciones.
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