Además, a quien Dios le concede abundancia y riquezas, también le concede comer de ellas, y tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios.Eclesiastés 5:19.
Lectura: Eclesiastés
5:10-20. Versículo del día: Eclesiastés
5:19.
MEDITACIÓN DIARIA
Salomón quien vivió en
medio de lujos y esplendor porque Dios no solamente lo dotó de sabiduría, sino
que también lo hizo poderoso con bienes y fortunas, nos habla en el pasaje de
hoy lo que en verdad son las riquezas: “Quien ama el dinero, de dinero no se
sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente” (v. 10). Cuántas veces no
vemos este ejemplo: entre más se tiene más se quiere. Las riquezas solo sirven
para un momento y considero que cuando se tienen hay que saber aprovecharlas;
no obsesionarse con ellas ni tampoco malgastarlas porque como dice el proverbio,
salen volando como las águilas: son efímeras (Proverbios 23:4-5). Hoy se tiene,
mañana quizá no. Con razón el Señor enseño que había que acumular tesoros pero
para el cielo, porque esas riquezas sí perduran.
Lo que corresponde
hacer si Dios concede abundancia es exactamente lo que nos señala el versículo
del día. Mirémoslo desde la Nueva Traducción Viviente que está más explicativo:
“También es algo bueno recibir riquezas de parte de Dios y la buena salud para
disfrutarlas. Disfrutar del trabajo y aceptar lo que depara la vida son
verdaderos regalos de Dios” (v. 19 NTV). Es que definitivamente, la salud es la
mayor riqueza material que podemos recibir de parte de Dios; ¿si no se tiene
salud para qué dinero?
Aprendamos a administrar
y disfrutar todo lo que Dios nos ha entregado porque es a Él, a quien tenemos
que rendirle cuentas.
Amado Señor: viendo lo
que son las riquezas materiales, te pedimos que ante todo nos llenes de la
espiritual; la que nadie nos va arrebatar ni se oxidaran con el tiempo porque
esas son eternas. Enséñanos mientras estemos en este mundo a apreciar lo que
nos das; a disfrutarlo y compartirlo de la mejor manera. Llénanos de tu sabiduría
para no caer en la avaricia ni tampoco en tacañería. ¡Gracias mi buen Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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