Como llama divina es el fuego ardiente del amor. Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo. Cantares 8: 6b-7a.
Lectura:
Cantares 8: 3-7. Versículos del día:
Cantares 8:6b-7.
MEDITACIÓN
DIARIA
No
hay amor más grande que el de dar la vida por los que se aman (Juan 15:13).
Pero así, exactamente: como lo que hizo el Señor Jesús al morir por nosotros. “Porque
tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree
en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Todo podrá pasar,
terminar, deteriorarse, quebrarse, pero el amor de Dios jamás se extinguirá
porque ni las muchas aguas pueden apagarlo.
Creo
que se tiene tan devaluado el amor, que por eso no se entiende el sacrificio
del Señor por nosotros. Todos dicen amar, pero inclusive es difícil encontrar
matrimonios donde verdaderamente se ame. Y es que el amor va más allá de las
palabras, de los detalles y del mismo sexo. Por eso Dios que no se equivoca, manda
al hombre amar a su esposa como Cristo amó a su Iglesia: dando la vida por
ella. El amor es un compendio de innumerables particularidades y Dios las posee
todas, solo con el ánimo de atraer personas a su reino.
Sin
embargo el hombre está ciego; considera que faltan sus sacrificios, sus buenas
obras, su bondad y benevolencia para conseguir la salvación. No entiende que
solo bastó un sacrificio: el de Jesús; una sola vez y para siempre cuando se
ofreció a sí mismo (Hebreos 7:27). Ya no es necesario nada más; no obstante,
tan difícil que le es reconocerle como Salvador.
Busquemos
a Dios con sinceridad; amémoslo con todo el corazón, con toda nuestra alma y
mente, para de este modo entender en algo lo que significa su amor por la
humanidad y aceptar a Cristo como el mejor regalo dado con amor verdadero.
Amado
Dios: Enséñanos a conocerte más allá de lo que imaginamos o hemos aprendido de
Ti. Tu amor sobrepasa todo entendimiento siendo el más puro y sincero que nos
han ofrecido. Gracias por enviar a tu Hijo Jesús a morir y entregarse solo por
amor en nuestro lugar. ¡No merecemos tanto! Recibe hoy nuestra gratitud en unas
palabras de reconocimiento y alabanza, porque solo Tú eres digno de nuestra
honra y gloria. ¡Te amos Dios!
Un
abrazo y bendiciones.
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