martes, 21 de junio de 2016

El más dulce y verdadero amor




Cuéntame, amor de mi vida, ¿dónde apacientas tus rebaños?, ¿dónde a la hora de la siesta los haces reposar? ¿Por qué he de andar vagando entre los rebaños de tus amigos? 
Cantares 1:7.


Lectura: Cantares 1:1-17.  Versículo del día: Cantares 1:7.

MEDITACIÓN DIARIA

Cantar de los Cantares además de expresar la relación matrimonial sublime entre un hombre y una mujer, es una representación simbólica de Cristo con su Iglesia, y bajo ese parámetro es la lectura del día.
Así como se expresa el amor puro y poético en el matrimonio, se expresa el amor profundo de Cristo en su relación íntima con su esposa, la Iglesia; la que se viste de lino fino y resplandeciente para recibirlo. La que podía estar manchada, mancillada y humillada pero que Él la ha enaltecido, levantándola para reivindicarla. “Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable” (Efesios 5:26-27).
Ahora bien; su amada (la Iglesia), le pregunta al Amado (Señor Jesucristo) “¿dónde apacientas tus rebaños?, ¿dónde a la hora de la siesta los haces reposar? ¿Por qué he de andar vagando entre los rebaños de tus amigos?” ¡Qué hermosura e inspiración! Hasta dónde el amor verdadero de nosotros nos convence para preguntarle al Señor dónde podemos hablarle cara a cara sin tapujos ni mentiras sino con un corazón sincero, fluido de todo lo que nos ofrece. Él es la más dulce compañía. No necesitamos refugiarnos en nadie más yendo de un lado para el otro porque Jesús lo abarca todo. La pasión descrita hacia el Amado solo la podemos conseguir con su Palabra. Queriendo obedecerle y añorando como novia enamorada buscar cualquier momento para estar en intimidad con el amor de la vida. Solo me resta decir: ¡Dejémonos enamorar y cautivar por Jesús! El más puro y verdadero amor.

¡Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir! Me llevaste al desierto para hablarme con ternura y tu amor me envolvió por completo. Por eso ahora con mi corazón ardiente te digo: ¡Esposo mío, ven! ¡Qué hermoso eres! Quiero empaparme en el aroma tuyo y envolverme en tus brazos para en Ti hallar el más dulce de los refugios. ¡Te amo mi Señor! Solo contigo puede encontrar el deleite del néctar verdadero de la vida. ¡Te amo mi Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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