¡Vengan a las aguas todos los que tengan sed! ¡Vengan a comprar y a comer los que no tengan dinero! Vengan, compren vino y leche sin pago alguno.Isaías 55:1.
Lectura: Isaías
55:1-13. Versículo del día: Isaías 55:1.
MEDITACIÓN DIARIA
Al compartir tenemos que tener en cuenta que el
Señor a todos ofrece de su agua gratuita; aquella que bebemos para no tener sed
jamás (Juan 4:14). Desde Isaías la Escritura viene diciendo que si queremos
tomar de esa agua, Él está listo para dárnosla; pero no podemos dejar que pase
el tiempo y que una y otra vez escuchemos lo mismo y hagamos oídos sordos a su
invitación: “Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras
esté cercano” (v. 6 en la lectura). Invitación que no solo implica buscarle y
encontrarle; va más allá porque también dice: “Que abandone el malvado su
camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios,
que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia” (v. 7). Si no hay
arrepentimiento no se puede abandonar el pecado; pero cuando el corazón se quebranta y humilla entendiendo
cuánto dolor le produce al Señor la transgresión, se puede decir que la obra
evangelizadora tuvo éxito.
Muchas veces no se entenderá,
porque los caminos del Señor no son los
nuestros (v. 9), y quizá cuando se comparte, no se sabe a ciencia cierta si el
mensaje fue tomado a cabalidad o simplemente por seguir el paso. El caso es que
hay un aliciente aquí: “Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y
no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé
semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de
mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con
mis propósitos” (vv. 10-11). La Palabra de Dios cala muy profundo y
precisamente es Él quien va haciendo la obra en cada uno; nosotros solo somos
portadores de ella. Así que no nos desanimemos, sigamos ofreciendo el agua de
vida a tantos sedientos que la están buscando.
Amado Señor: Gracias
porque a todos nos ofreces beber de tu agua gratuita y llenar nuestra alma
sedienta de ella. Gracias, porque así como nos la diste a nosotros, también
deseas que la ofrezcamos a otros que también están sedientos y aún no han encontrado
el oasis que eres Tú. Enséñanos a llevar tu mensaje y que el mundo sepa que
eres el Único Dios Santo y Misericordioso que vacías tu cántaro en nosotros y
nos permites beber hasta saciarnos.
Un abrazo y
bendiciones.
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