lunes, 2 de noviembre de 2015

Sigamos ofreciendo el agua de vida a tantos sedientos



¡Vengan a las aguas todos los que tengan sed! ¡Vengan a comprar y a comer los que no tengan dinero! Vengan, compren vino y leche sin pago alguno. 
Isaías 55:1.


Lectura: Isaías 55:1-13.  Versículo del día: Isaías 55:1.

MEDITACIÓN DIARIA

Al compartir tenemos que tener en cuenta que el Señor a todos ofrece de su agua gratuita; aquella que bebemos para no tener sed jamás (Juan 4:14). Desde Isaías la Escritura viene diciendo que si queremos tomar de esa agua, Él está listo para dárnosla; pero no podemos dejar que pase el tiempo y que una y otra vez escuchemos lo mismo y hagamos oídos sordos a su invitación: “Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano” (v. 6 en la lectura). Invitación que no solo implica buscarle y encontrarle; va más allá porque también dice: “Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia” (v. 7). Si no hay arrepentimiento no se puede abandonar el pecado; pero cuando  el corazón se quebranta y humilla entendiendo cuánto dolor le produce al Señor la transgresión, se puede decir que la obra evangelizadora tuvo éxito.
Muchas veces no se entenderá, porque los caminos del Señor  no son los nuestros (v. 9), y quizá cuando se comparte, no se sabe a ciencia cierta si el mensaje fue tomado a cabalidad o simplemente por seguir el paso. El caso es que hay un aliciente aquí: “Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra  y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos” (vv. 10-11). La Palabra de Dios cala muy profundo y precisamente es Él quien va haciendo la obra en cada uno; nosotros solo somos portadores de ella. Así que no nos desanimemos, sigamos ofreciendo el agua de vida a tantos sedientos que la están buscando.

Amado Señor: Gracias porque a todos nos ofreces beber de tu agua gratuita y llenar nuestra alma sedienta de ella. Gracias, porque así como nos la diste a nosotros, también deseas que la ofrezcamos a otros que también están sedientos y aún no han encontrado el oasis que eres Tú. Enséñanos a llevar tu mensaje y que el mundo sepa que eres el Único Dios Santo y Misericordioso que vacías tu cántaro en nosotros y nos permites beber hasta saciarnos.

Un abrazo y bendiciones.

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