Tras el terremoto vino un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo.1 Reyes 19:12.
Lectura: 1 Reyes
19:1-18. Versículo del día: 1 Reyes
19:12.
MEDITACIÓN DIARIA
El profeta Elías estaba
huyendo de Jezabel, esposa del rey Acab de Israel que había mandado matar a
todos los profetas a filo de espada (v.1). Elías viaja a Horeb y pasa la noche
en una cueva; allí el Señor le ordena ir hacia la montaña porque va a pasar por
allí. Como mensajero del Señor, primero vino un viento tan fuerte que rompió
las montañas y partió las rocas, pero el Señor no estaba ahí. Luego un
terremoto y después un fuego, pero el Señor tampoco estaba ni en el terremoto
ni en el fuego. ¿Qué pasó después de tantas situaciones fuertes? Vino un suave
murmullo y “Entonces oyó una voz que le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (v. 13).
Creo que en varias
ocasiones nos ha sucedido algo parecido: el Señor permite que vengan
situaciones difíciles e incluso unas
tras otras, pero no encontramos ni vemos a nuestro Señor y Rey. Cuando nos
apaciguamos, nos calmamos y sosegamos, el Señor empieza a actuar porque a Él le
gusta manifestarse en la quietud, en el reposo. Últimamente yo he podido
comprobar cómo el Señor actúa cuando yo me calmo, cuando le doy paso a Él y
cuando al final me rindo porque me doy cuenta que en mis propias fuerzas todo
es vano.
Quizá estás viviendo
tormenta tras tormenta y en el desespero no encuentras al Señor. Te aconsejo
que te tranquilices para que Él pueda hablarte en medio de la quietud, en el
suave murmullo que te tiene preparado. Es que nuestro buen Dios es así de
detallista.
Amado Señor: Muchas
gracias por las situaciones difíciles que se nos presentan y nos roban la paz.
Enséñanos a calmarnos y darte paso para que nos hables en el suave murmullo
como te gusta. Es ahí donde te vamos a encontrar y donde nos hablarás para
animarnos y sacarnos avante. Queremos buscarte en la quietud, oyendo quizá
solamente el murmullo de las aguas de una cascada o río. ¡Manifiéstate Señor!
Deseamos ver tu gloria reflejada en nuestras vidas. ¡Eres Grande y Poderoso!
Un abrazo y
bendiciones.
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