Entonces Eliseo envió un mensajero a que le dijera: Ve y zambúllete siete veces en el río Jordán; así tu piel sanará, y quedarás limpio. Naamán se enfureció y se fue, quejándose: ¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme personalmente para invocar el nombre del Señor su Dios, y que con un movimiento de la mano me sanaría de la lepra!2 Reyes 5:10-11.
Lectura: 2 Reyes
5:1-19. Versículos del día: 2 Reyes
5:10-11.
MEDITACIÓN DIARIA
Este devocional puede
ser complemento del de ayer: pues también se trata simplemente de obedecer la
orden dada. Aquí vemos a un hombre que no era israelita, tomémoslo como
inconverso. Sin embargo, motivado por su dolencia va hacia donde el profeta
Eliseo para recibir sanidad. Le pareció tan simple e ilógico lo mandado que
renegó y salió enfurecido. Aconsejado por sus criados, resolvió obedecer e ir
al río Jordán, zambullirse siete veces y para su sorpresa, el milagro se
produjo: salió completamente sano de su lepra (vv. 13-15).
El Señor tiene
compasión sin límites de edad, raza, color, lengua o cultura. Él simplemente
quiere llegar a todas las personas y a veces utiliza su poder y gloria para
atraer a los de afuera y que ellos reconozcan que es el Dios Excelso y Sublime y
que no hay otro igual. Esto fue lo que hizo Naamán oficial del rey de Siria al
verse sanado: “Ahora reconozco que no hay Dios en todo el mundo, sino sólo en
Israel”; “—En ese caso —persistió Naamán—, permítame usted llevarme dos cargas
de esta tierra, ya que de aquí en adelante su servidor no va a ofrecerle
holocaustos ni sacrificios a ningún otro dios, sino sólo al Señor” (v. 15b y 17).
Si los cristianos creemos
que solamente la misericordia es para nosotros, estamos equivocados. Dios es
soberano y el precio pagado por su Hijo Jesús fue para toda la humanidad. Por
eso lo que tenemos que hacer es ser portadores de bien sea para quien sea. No
sabemos si en los planes de Dios está el utilizar incluso lo que aparentemente
es malo, para manifestar su gloria. Recordemos que somos obreros en sus manos y
no podemos menospreciar su voluntad.
Amado Señor: Gracias
porque así como te revelaste a Naamán puedes hacerlo con personas que no creen
en Ti y te rechazan. Danos a nosotros el denuedo de ir como mensajeros tuyos a
llevarles las Buenas Nuevas del Evangelio para que te conozcan y sanen no solamente su cuerpo sino también su
alma. Gracias buen Dios por utilizarnos en tu obra salvadora.
Un abrazo y
bendiciones.
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