Eliseo le ordenó: —Sal y pide a tus vecinos que te presten sus vasijas; consigue todas las que puedas. Luego entra en la casa con tus hijos y cierra la puerta. Echa aceite en todas las vasijas y, a medida que las llenes, ponlas aparte.2 Reyes 4:3-4.
Lectura del día: 2
Reyes 4:1-7. Versículos del día: 2 Reyes
4:3-4.
MEDITACIÓN DIARIA
La mujer de la historia
había quedado viuda y al morir su esposo estaban endeudados con un hombre al
que si no le pagaba se llevaría a sus hijos como esclavos. Ella recurre al
profeta Eliseo para que la ayude y el profeta le ordena pedir prestado a los
vecinos vasijas a las que debería llenar con el único aceite que tenía. Los
milagros siempre son asombrosos, pero considero que éste parece inaudito. La fe
de la mujer debió ser muy grande para creer que con tan solo un poco de aceite
que era lo que poseía, podría pagar su deuda y además de esto subsistir con sus
hijos, como en realidad sucedió. Obedeció y el milagro se realizó (vv. 5-7).
Pongámonos en el lugar
de ella y respondamos sinceramente si hubiésemos hecho lo mismo en esa
situación. Yo pienso que no; habríamos puesto cuantos peros encontrados: tal
vez habríamos tildado a Eliseo de loco,
que era irrisible lo que pretendía, que no tenía vasijas suficientes, que los
vecinos no le prestarían, que en dónde almacenaría entonces tantas vasijas, que
haría el oso y se burlarían de ella, etc., etc. Seguro que buscaríamos todos
los contras y muy posiblemente desecharíamos la orden.
Por todo lo que encierra
en sí este grandioso milagro hecho por Dios a través de Eliseo es que es digno
de tenerse en cuenta y aprender de la mujer. La fe que ella demuestra es una fe
sencilla, sin tapujos, sin temores. Una fe genuina, resuelta, confiable, decidida,
valiente y por encima de todo obediente.
Definitivamente la fe unida a la obediencia puede mucho. Esperemos que nuestra fe crezca en esa medida.
Amado Señor: Te rogamos
que aumentes nuestra fe de manera sencilla como la de esta viuda, para creer
sin recelo alguno, que lo que Tú dices así será. Gracias porque para Ti no hay
nada imposible y tu demuestras tu gloria y poder utilizando lo que quieras, con
quien quieras y como quieras. ¡Gracias buen Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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