jueves, 12 de noviembre de 2015

La honra, gloria y honor son para nuestro Dios




Como él conocía sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 
Lucas 11:18.


Lectura: Lucas 11:14-28.  Versículo del día: Lucas 11:18.

MEDITACIÓN DIARIA

Después de que el Señor sanara un sordo mudo la gente quedó maravillada y esto despertó los celos de los fariseos que eran hipócritas y falsos. Satanás es súper activo y además sabe cómo desviarnos del camino, pero no hemos escuchado nunca que su reino esté dividido; y nunca lo estará. El Señor dijo que un reino dividido se cae; era inaudito que ellos que decían conocer la ley creyeran que el Señor sanaba enfermos por medio de Beelzebú; con esto querían poner en tela de juicio su santidad. Nunca quisieron entender lo que era el ministerio del Señor: “Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios” (v. 20); el poder de Dios a través de su Santo Espíritu. O sea ellos dudaban del Espíritu y con esto si hay que tener sumo cuidado porque el Señor dice muy claro que una ofensa contra el Espíritu no será perdonada (Mateo 12:32).  “El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmigo no recoge, esparce” (v. 23 en la lectura).
Considero que hay que pedirle al Señor discernimiento y no proferir palabras por hablar  como lo hacían los fariseos. En nuestros días, con tanto avance, el orgullo y la prepotencia del hombre no le permiten tampoco reconocer la grandeza de nuestro Dios. Le doy gracias a Él porque ya he visto en diferentes casos de sanidad con familiares e incluso conmigo, que los médicos mismos han afirmado que definitivamente la mano de Dios estuvo en esas sanidades. Es que a Dios no se le puede robar la honra, gloria y honor que solamente Él merece.

Amado Señor: Gracias porque cada día vemos más prodigiosamente tu mano protectora. No dejas de asombrarnos con tu misericordia y amor. Es que son lluvias de testimonios los que nos regalas continuamente. Enséñanos a serte fieles; que jamás dejemos de agradecerte y de reconocer tu poder obrando en nuestras vidas. Eres Grande, Poderoso y Misericordioso. Toda la honra y gloria son para Ti porque eres el único que la mereces. ¡Bendito seas por siempre Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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