sábado, 28 de noviembre de 2015

Hay que buscar al Señor con arrepentimiento sincero




Así que le dijo al viñador: Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no he encontrado nada. ¡Córtala! ¿Para qué ha de ocupar terreno? 
Lucas 13:7.


Lectura: Lucas 13:6-9.  Versículo del día: Lucas 13:7.

MEDITACIÓN DIARIA

Esta es la parábola de la higuera plantada en el viñedo y que llevaba tres años sin dar fruto. El dueño le dice al viñador que por lo tanto hay que cortarla. Sin embargo, miremos la respuesta del viñador: “Señor —le contestó el viñador—, déjela todavía por un año más, para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono.  Así tal vez en adelante dé fruto; si no, córtela” (vv. 8-9).
Entiendo que el dueño del viñedo es Dios Padre y el viñador, el Señor Jesucristo quien estuvo por tres años ejerciendo su ministerio y sin embargo muchos no quisieron escucharle. Por lo general los grandes eruditos de la Biblia dicen que siempre que se hable de la higuera corresponde al pueblo de Israel; puede ser, pero también considero que se refiere a tantos que se les lleva el Evangelio de las Buenas Nuevas y no lo aceptan. Pero es tanta la compasión y misericordia del Señor por nosotros, que le pide al Padre un tiempo más donde abonaría el terreno para ver si por fin le aceptaban y se arrepentían. Juan el Bautista exhortó sobre esto: “Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento” (Lucas 3:8). Es que no es simplemente como se cree de que: ‘peco, confieso y empato’. El arrepentimiento va mucho más allá: es cambiar totalmente la manera de pensar; cambiar la mente para que se produzca un cambio también total en la conducta.
El Señor es lento para la ira y grande en amor pero no hay que abusar; nadie sabe en qué momento se le pedirán cuentas. Así que es mejor desde ahora, buscar al Señor de todo corazón con frutos que demuestren que sí hay arrepentimiento sincero.

Amado Señor: Nosotros somos tus mensajeros aquí en la tierra; permite que también seamos obedientes en ir hacia los incrédulos y contribuyamos a abonar el terreno para que la salvación también los alcance y se arrepientan, aceptando lo que tú hiciste por ellos en la cruz del Calvario. ¡Gracias por tu misericordia buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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