lunes, 23 de noviembre de 2015

En la quietud te adoramos mientras peleas la batalla




Así dice el Señor: “No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército, porque la batalla no es de ustedes sino mía. 
2 Crónicas 20:15b.


Lectura: 2 Crónicas 20:1-30.  Versículo del día: 2 Crónicas 20:15b.

MEDITACIÓN DIARIA

¿Cuál batalla estás librando? Puede ser la de una enfermedad, un fracaso amoroso, pérdida de un ser querido, un hogar destruido, un(a) hijo(a) drogadicto(a), un despido laboral. Son tantas las batallas que a veces no acosan que nuestra vida puede volverse un caos de un día para el otro. Pero el Señor nos dice que no tengamos miedo ni nos acobardemos porque todo ese ejército que vemos como un séquito detrás de nosotros inundando nuestra mente y aprovechando el momento, no es más fuerte que nuestro Rey y Señor. Vendrán contras, críticas, pesimismo, tristeza, nostalgia y desilusión aún de la fe que profesamos. Pero no te dejes vencer; la batalla no es para pelearla solos, es con el Señor y todavía, va mucho más su misericordia: hay ocasiones en que el mismo Señor nos dice: “Pero ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará” (v. 17).
Nos preguntaremos: ¿Qué hacer mientras tanto Señor? Veamos lo que hizo Josafat: “Josafat y todos los habitantes de Judá y de Jerusalén se postraron rostro en tierra y adoraron al Señor, y los levitas de los hijos de Coat y de Coré se pusieron de pie para alabar al Señor a voz en cuello” (vv. 18-19). Hay que aprender a adorar y alabar al Señor en todo tiempo y mucho más en la adversidad. En la quietud y el silencio, nos quebrantamos y empezamos a adorar a nuestro Rey mientras Él se dedica a pelear las batallas por nosotros. ¡Gloria a Dios!

Amado Señor: Gracias por intervenir como Guerrero victorioso en las luchas que a diario se nos presentan. Eres un Dios Poderoso, Grande y Temible. Solamente por tu bondad nos llevas de triunfo en triunfo. Por favor Señor, enséñanos a quedarnos quietos y a dejarte actuar de acuerdo a tu santa voluntad. Queremos adorar tu Nombre y ensalzarte por lo que Tú eres y por la obra que haces diariamente en nuestras vidas.

Un abrazo y bendiciones.

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