Vengo pronto. Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite la corona.Apocalipsis 3:11.
Lectura diaria: Apocalipsis
3:7-13. Versículo principal: Apocalipsis
3:11.
REFLEXIÓN
La señora Evelina Saint de
Jiménez, de Argentina, dice en uno de los devocionales que están en mi Biblia
que: “Lo urgente rara vez es importante y lo importante rara vez es urgente” y
que “corriendo detrás de los ‘urgentes’, descuidamos lo que es importante”. Qué palabras tan ciertas. Me pregunto: ¿Hasta dónde se convierte lo
urgente en importante y lo que importa en urgencia? Quizá descuidamos lo verdaderamente
importante para darle paso a otras cosas que llamamos ‘urgentes’, solamente
porque digamos, en el caso de un trabajo no hemos aprendido a delegar o
administrar el tiempo como debe ser.
Personalmente, y es una apreciación muy mía, considero que cuando se
antepone un trabajo a la familia, estamos alterando los papeles.
De igual manera nos sucede en
nuestra relación con el Señor: si primero está el corre-corre de un lado para
otro, afanados por los quehaceres diarios sin tener en cuenta la importancia de
esa relación que nos lleve a leer su
Palabra, a orar y a practicar lo aprendido, creo que vamos por el camino
equivocado. ¿Qué tenemos que hacer? Un alto en el camino y volver a poner en orden
las prioridades. Tal vez levantarnos más
temprano, para tener antes de empezar el día, un tiempo con Dios. Posiblemente, ser mejores administradores en
la labor desarrollada para poder dedicarle el tiempo necesario a la familia. Lo correcto es buscar estrategias que nos
lleven a desarrollar lo impuesto, sin necesidad de dejar a un lado lo
importante.
Si sabemos el valor de lo que
tenemos, debemos agarrarnos fuertemente a ello.
“Vengo pronto” dice el Señor, “Aférrate a lo que tienes para que nadie
te quite la corona”. Si lo hacemos al
modo de Dios, miremos lo que se nos dice: “Ya que has guardado mi mandato de
ser constante, yo por mi parte te guardaré de la hora de tentación que vendrá
sobre el mundo” (v. 10). Simplemente no
soltemos lo que tenemos; más bien, cada día caminemos afianzándonos fuertemente, esperando la
gloriosa venida de nuestro amado Señor Jesucristo.
Padre celestial: Danos la
sabiduría necesaria para no perder de vista lo prioritario en nuestras
vidas. Ayúdanos también a no perder la
visión del pronto regreso de tu Hijo Jesús para que nadie nos vaya a arrebatar
la corona que ya tenemos ganada.
Un abrazo y bendiciones.
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