viernes, 28 de septiembre de 2012

Lo mejor es para el Señor



¡Maldito sea el tramposo que, teniendo un macho aceptable en su rebaño, se lo dedica al Señor y luego le ofrece un animal mutilado!  Porque yo soy el gran rey –dice el Señor Todopoderoso–, y temido es mi nombre entre las naciones.  
 Malaquías 1:14.


Lectura diaria: Malaquías 1:6-14.  Versículo principal: Malaquías 1:14.

REFLEXIÓN

En el Antiguo Testamento, Dios instruyó al pueblo de Israel a ofrecerle sacrificios principalmente con animales; pero para esto tenían que buscar el cordero o novillo más especial.  Con el correr de los años, a ellos ya no les importaba ofrecerle un macho aceptable y después cambiar de parecer al cambiarlo por uno cojo o tuerto.  “De Dios nadie se burla” (Gálatas 6:7), y es donde debemos poner todo nuestro entusiasmo y agradecimiento al Señor cuando le ofrecemos algo; por eso dice Eclesiastés: “No te apresures ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra alguna; él está en el cielo y tú estás en la tierra.  Mide pues, tus palabras”  y “Vale más no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos” (Eclesiastés 5:2 y 5).  Así que si en tu corazón le ofreces a Dios una ofrenda de determinada cantidad y luego empiezas a pensar que era mucho, que no te alcanza, que sí, que no; es mejor abstenerse de hacerlo, porque es mejor no prometer que prometer algo que después no se va a cumplir.  A Dios nadie lo engaña y esto era lo que estaba haciendo el pueblo judío en época de Malaquías: “Y exclaman ‘¡Qué hastío!’  Y me tratan con desdén –dice el Señor Todopoderoso–.  ¿Y creen que voy a aceptar de sus manos los animales lesionados, cojos o enfermos que ustedes me traen como sacrificio? –dice el Señor–” (v. 13).  En otro aparte pregunta: “¿Por qué no tratan de ofrecérselos a su gobernante?  ¿Creen que estaría contento con ustedes?  ¿Se ganarían su favor? –Dice el Señor Todopoderoso–” (v. 8c).   
No caigamos en el mismo error de ellos.  El culto al Señor debe ser espontáneo y sincero ¿Acaso Dios no es el Señor y Rey por excelencia y a quien le debemos el mayor respeto y pleitesía?  Hagámonos esa pregunta cada vez que le ofrezcamos algo a Dios; Él está por encima de reyes y gobernantes, así que lo mejor de lo mejor es para el Rey de reyes y Señor de señores.  Hacer lo contrario, nos puede acarrear maldición.

Amado Señor: Enséñanos a no apresurarnos ni con la boca ni con la mente a hacerte promesas que no podamos cumplir.  Permite que todo voto que te hagamos sea el más especial de nuestro corazón, para que tú lo recibas con agrado.

Un abrazo y bendiciones. 

No hay comentarios: