Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros.Proverbios 24:3-4.
Lectura diaria: Proverbios
24:1-34. Versículos principales:
Proverbios 24:3-4.
REFLEXIÓN
El “Hogar dulce hogar”, no se
construye así no más. Si bien es cierto
que anteriormente lo que menos se hacía era planear un hogar, ahora nosotros,
los creyentes como agentes de cambio tenemos que cultivar en las nuevas
generaciones, hogares cimentados en la Palabra de Dios, que es la fuente de
toda sabiduría.
Qué bonito sería que los
muchachos y las niñas le presentaran al Señor una lista de las virtudes que
desean, tengan sus respectivos cónyuges y todos
los días estuvieran orando por ese hombre o mujer que Dios les tiene guardado.
Se dice que para lo que menos nos
preparamos es para llevar un hogar y mucho menos todavía para ser padres. Sin embargo, la pareja creyente tiene muchas
cosas a favor porque ya conoce lo que Dios desea de cada uno y puede acogerse a
la oración que junto con las Escrituras, guiarán a formar el matrimonio con
mínimas posibilidades de que se derrumbe fácilmente.
Los tesoros de todo hogar son los
hijos y el versículo 4 señala que: “con buen juicio se llenan sus cuartos de
bellos y extraordinarios tesoros”. Hay
que saberlos educar y llevar por el camino de Dios para que en verdad, estos
tesoros resplandezcan y sean apetecidos por cuantos los conozcan. La disciplina con amor trae buenos
resultados, porque los niños entienden que se están corrigiendo para que
aprendan obediencia y respeto. “No dejes
de disciplinar al joven, que de unos cuantos azotes no se morirá. Dale unos buenos azotes y así lo librarás del
sepulcro” (Proverbios 23:13-14); “La vara de la disciplina imparte sabiduría”
(Proverbios 29:15). Esto no quiere decir
que se les castigue llenos de ira porque de este modo no se logra nada. También hay un llamado para los padres: “Y
ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina
e instrucción del Señor” (Efesios 6:4); también dice: “Padres, no exasperen a
sus hijos, no sea que se desanimen” (Colosenses 3:21). Definitivamente no es tarea fácil; hay que
pedir mucha sabiduría a Dios para lograr los objetivos en la crianza de los
hijos. Y una cosa segura: Si la Biblia
que es el “Manual del hombre”, dice que debemos disciplinarlos con vara, es
porque así es. Dios no se equivoca en
sus mandatos y menos cuando tiene que ver con algo tan preciado como son los
hijos. Nunca olvidemos el Proverbio de: “Instruye
al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará” (Proverbios
22:6).
¡Nosotras las mujeres sí que
tenemos una labor al respecto! Porque: “La
mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye”. La influencia de la mujer en el hogar es básica
para su construcción y desarrollo. Ella
no solamente por su naturaleza es la encargada de dar amor, protección y
consentimiento a sus hijos, sino también de ser el apoyo y columna al lado de
su esposo.
Amado Señor: Gracias porque te
tenemos a ti y tenemos tu bendita Palabra para poder cimentar nuestros hogares
en el amor, el respeto y la tolerancia donde tú seas el centro de esas
relaciones para que redunde en hogares fructíferos, como los que anhelas de tus
hijos.
Un abrazo y bendiciones.
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