Asegúrate de saber cómo están tus rebaños; cuida mucho de tus ovejas.Proverbios 27:23.
Lectura diaria: Proverbios
27:23-27. Versículo principal:
Proverbios 27:23.
REFLEXIÓN
El Señor nos llama a ser buenos
administradores de todo cuanto tenemos o poseemos: del tiempo, de los talentos
o dones, de los hijos, de los discípulos, del dinero, de los bienes, del
cuerpo, de todo, absolutamente todo cuanto tengamos o llegue a nuestras manos.
Es indudable que aquí nos está
haciendo referencia a la parte económica; pues el versículo que sigue dice: “Pues
las riquezas no son eternas ni la fortuna está siempre segura” (v. 24). Cuando se tiene una empresa o negocio
cualquiera, hay que estar atento en su manejo; bien dice el adagio que: “El que
tiene tienda que la atienda o si no que la venda”. Es muy difícil pretender que se tenga éxito
cuando no se da la importancia necesaria a lo que se nos ha encomendado. Recordemos que aquí en la tierra, somos en
todo momento simples administradores, porque nada de lo que creamos ser dueños,
es nuestro. Con frecuencia decimos: “mis
hijos”; “mi casa”, “mi carro”, “mi finca”, “mi empresa”, etc. sin darnos cuenta
que nada es nuestro. Cualquier cosa que
tengamos es por misericordia del Señor quien nos lo proveyó para que
precisamente lo administremos bajo los parámetros suyos.
Volviendo a la parte financiera,
el dinero es engañoso: “No te afanes acumulando riquezas; no te obsesiones con
ella. ¿Acaso has podido verlas? ¡No existen!
Es como si les salieran alas, pues se van volando como las águilas”
(Proverbios 23:4-5). Por eso es mejor
llevar las cosas con calma y poco a poco con base en el trabajo honrado,
practicando el no endeudamiento y el ahorro programado, ir construyendo lo que
será la fuente para la vejez y a la vez para dejarles una herencia a los hijos.
El buen administrador recogerá a
su tiempo el fruto de su cosecha, lo cual le servirá no solo para alimentar y
sostener a los suyos, sino también para proveer y ser generoso con quienes trabajan
a su lado (vv. 25-27 en la lectura). Recordemos
también que si el Señor nos da, no es para que solo pensemos en nosotros; hay
que tener en cuenta al necesitado y en verdad, no es por si queremos es que se
convierte en obligación ayudar al menesteroso. Pablo dice que eso es
precisamente lo que ha ido haciendo con esmero (Gálatas 2:10). Y es una demostración de que en verdad somos
cristianos: “Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta”
(Santiago 2:17).
Pongamos en práctica la buena
administración si no queremos tener dolores de cabeza. Si Dios ha puesto en nuestras manos un
trabajo o una empresa, que la labor desempeñada allí sea digna de admiración y
nos lleve a cosechar frutos no solo materiales sino de justicia y misericordia
también.
Amado Dios: Hoy queremos
entregarte todo lo que creemos poseer, para que simplemente nos permitas ser
buenos administradores de lo que tú nos has encomendado.
Un abrazo y bendiciones.
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