jueves, 27 de septiembre de 2012

Ser buenos administradores



Asegúrate de saber cómo están tus rebaños; cuida mucho de tus ovejas.  
 Proverbios 27:23.


Lectura diaria: Proverbios 27:23-27.  Versículo principal: Proverbios 27:23.

REFLEXIÓN

El Señor nos llama a ser buenos administradores de todo cuanto tenemos o poseemos: del tiempo, de los talentos o dones, de los hijos, de los discípulos, del dinero, de los bienes, del cuerpo, de todo, absolutamente todo cuanto tengamos o llegue a nuestras manos.
Es indudable que aquí nos está haciendo referencia a la parte económica; pues el versículo que sigue dice: “Pues las riquezas no son eternas ni la fortuna está siempre segura” (v. 24).  Cuando se tiene una empresa o negocio cualquiera, hay que estar atento en su manejo; bien dice el adagio que: “El que tiene tienda que la atienda o si no que la venda”.  Es muy difícil pretender que se tenga éxito cuando no se da la importancia necesaria a lo que se nos ha encomendado.  Recordemos que aquí en la tierra, somos en todo momento simples administradores, porque nada de lo que creamos ser dueños, es nuestro.  Con frecuencia decimos: “mis hijos”; “mi casa”, “mi carro”, “mi finca”, “mi empresa”, etc. sin darnos cuenta que nada es nuestro.  Cualquier cosa que tengamos es por misericordia del Señor quien nos lo proveyó para que precisamente lo administremos bajo los parámetros suyos.
Volviendo a la parte financiera, el dinero es engañoso: “No te afanes acumulando riquezas; no te obsesiones con ella.  ¿Acaso has podido verlas?  ¡No existen!  Es como si les salieran alas, pues se van volando como las águilas” (Proverbios 23:4-5).   Por eso es mejor llevar las cosas con calma y poco a poco con base en el trabajo honrado, practicando el no endeudamiento y el ahorro programado, ir construyendo lo que será la fuente para la vejez y a la vez para dejarles una herencia a los hijos.
El buen administrador recogerá a su tiempo el fruto de su cosecha, lo cual le servirá no solo para alimentar y sostener a los suyos, sino también para proveer y ser generoso con quienes trabajan a su lado (vv. 25-27 en la lectura).  Recordemos también que si el Señor nos da, no es para que solo pensemos en nosotros; hay que tener en cuenta al necesitado y en verdad, no es por si queremos es que se convierte en obligación ayudar al menesteroso. Pablo dice que eso es precisamente lo que ha ido haciendo con esmero (Gálatas 2:10).  Y es una demostración de que en verdad somos cristianos: “Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta” (Santiago 2:17).
Pongamos en práctica la buena administración si no queremos tener dolores de cabeza.  Si Dios ha puesto en nuestras manos un trabajo o una empresa, que la labor desempeñada allí sea digna de admiración y nos lleve a cosechar frutos no solo materiales sino de justicia y misericordia también.

Amado Dios: Hoy queremos entregarte todo lo que creemos poseer, para que simplemente nos permitas ser buenos administradores de lo que tú nos has encomendado.

Un abrazo y bendiciones.

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