sábado, 1 de septiembre de 2012

Si ya lo sabemos hay que hacerlo


¡Ya se te ha declarado lo que es bueno!  Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.  
 Miqueas 6:8.

Lectura diaria: Miqueas 6:3-8.  Versículo principal: Miqueas 6:8.

REFLEXIÓN

Tal vez, hemos pasado muchas veces por encima de este versículo y no lo sabemos de memoria, ¿pero en la práctica, si funciona?  A veces creemos que estamos cumpliendo a cabalidad los mandatos de Dios, cuando no es así.
Veamos: “amar la misericordia”; aparentemente podemos decir “claro, yo soy misericordioso(a) y si vamos al grano cuánto cuesta amar de verdad al hermano.  Y si eso es al hermano, cuánto más difícil es amar al que nos ha agredido u ofendido en cualquier campo.  El perdón es misericordioso y la Biblia enseña que incluso: “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber.  Actuando así, harás que se avergüence de su conducta” (Romanos 12:20).  Pero no; nos dejamos llevar por el orgullo, la ira, el menosprecio y se nos olvida completamente lo expuesto por Dios en el Antiguo Testamento y ratificado por el Señor Jesús en su ministerio: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39).
La parábola de las ovejas y las cabras es muy explícita: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso.  Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras.  Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda.  Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.  Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento;  necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron.”  Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?  ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos?  ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?”  El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.” »Luego dirá a los que estén a su izquierda: “Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.  Porque tuve hambre, y ustedes no me dieron nada de comer; tuve sed, y no me dieron nada de beber;  fui forastero, y no me dieron alojamiento; necesité ropa, y no me vistieron; estuve enfermo y en la cárcel, y no me atendieron.”  Ellos también le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, o como forastero, o necesitado de ropa, o enfermo, o en la cárcel, y no te ayudamos?”  Él les responderá: “Les aseguro que todo lo que no hicieron por el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron por mí.”   »Aquéllos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:31-46).
El amor al prójimo no es porque sí.  Es una orden y hay que cumplirla.  Reflexiona y piensa en qué lado de la baranda estás.

Amado Señor: Enséñanos a amar a nuestro prójimo siendo verdaderamente misericordiosos con ellos como es tu deseo.

Un abrazo y bendiciones.   

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